Capitulo 89

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Sebastian

Miraba las fotos y cada vez que lo hacía me inundaban los recuerdos de lo que hice para que Lauren se alejara de mí. Por mi culpa ella y mi hija se fueron de mi lado y por mi culpa me perdí de la maravilla de ver nacer a mi niña.

-Siento que no pudieras verla nacer – me interrumpe Lauren de mis pensamientos.

-No, preciosa tú no tienes que porque pedirme disculpas, soy yo el que te tiene que pedir una vez más disculpas y no me importa cuántas veces lo haga porque sé que no serán suficientes para que me perdones – le digo mirándola a los ojos.

-Sebastian... - no la dejo terminar porque la tomo entre mis brazos y la siento en mi regazo.

-Te amo y nunca lo dejare de hacer – le dije.

-Sebastian... yo también te amo – me contesta, pero antes de que le diga algo mas ya tengo sus labios sobre los míos.

Su beso es cálido y suave lleno de amor como a mí me gusta. La acerco más a mí, empiezo a acariciar su rostro con una mano y con la otra la deslizo por toda su espalda hasta que la pongo en su trasero y lo aprieto ligeramente.

Pienso que se va a separar y se va molestar conmigo, pero en vez de eso, ella me introduce su lengua en mi boca y profundizamos el beso. Se separa de mi boca y me da una sonrisa traviesa. Me vuelve a besar, pero esta vez con más lujuria.

No me quiero quedar atrás y hago que se siente mejor sobre mí, poniendo cada una de sus piernas a mis costados. Mis manos cambian de posición y vagan desde su trasero a sus muslos. Los acaricio lentamente hasta que al fin llego a sus bragas. Doy gracias por que se halla puesto vestido el día de hoy.

Antes de que haga otra cosa, Lauren rompe el beso para tomarme de las manos y ponerlas lejos de su cuerpo. No me las suelta. Empieza a manear las cederás de adelante hacia atrás y me da barios besos.

Quiero, deseo y anhelo tocarla, pero no puedo me tiene agarrado con sus manos mientras ella aumenta la velocidad. Dejo caer la cabeza hacia atrás para soltar leves gemidos. Mi miembro ya está más que despierto y quiere salir a jugar con Lauren.

-Ya no aguanto más – le digo.

Me libero de sus manos y la cargo, haciendo que ella enrede sus piernas en mi cintura. La escucho reírse cada vez que me tropiezo en las escaleras, me dice "torpe" y como no hacerlo si ella no deja de similar que me está cabalgando.

Al fin llegamos a la habitación. La dejo en la cama y le quito el vestido de un solo tirón. Sí, soy un desastre. Es tan hermosa, tirada en la cama con solo su ropa interior y con el cabello esparcido por toda la cama.

Pongo las manos en mi camisa de botones para quitármela, pero ella no me deja. Se incorpora en la cama y me la desabotona rápidamente, luego pasa a mis pantalones y me deja solo en bóxer. Bueno al parecer yo no soy el único deseando este momento.

Mi ginecólogoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora