Capitulo 91

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Lauren

Abro mis ojos, trato de moverme, pero unas manos están en mi cintura y no me dejan. Me giro y veo a un Sebastian dormido. Se ve tremendamente sexy así, tan calmado.

No lo resisto y acerco mis labios para darle un beso de buenos días. Mi beso es lento no quiero despertarlo, pero de pronto siento como sus labios se mueven con los míos. Ya se despertó.

Ambos nos separamos lentamente, pero sé que tanto el como yo no nos queremos separar. Pero tenemos que respirar.

-Qué bonita forma de despertar – me dice con su voz y no me vuelvo a resistir y me lanzo de nuevo a sus labios.

-Me encanta tu voz cuando despiertas – le digo una vez que rompemos el beso.

-Y a mí, que tu estés desnuda junto a mí y me des muchos besos – dijo con esa voz y juro que casi me da un orgasmo ahí.

-Pues tal vez esto se repita – le aseguro.

-Muy bien, por mí no hay ningún problema – los dos nos reímos.

-Me quiero quedar en la cama así contigo todo el día hasta que sea de noche y... - dijo y empezó a darme muchos besos por todo mi rostro.

-Yo también, no sabes cuánto, pero tenemos que... - el sonido del timbre me interrumpe. Tome mi teléfono para ver qué hora era.

Joder era las nueve de la mañana. Se supone que madre de la amiga de Juliet iba a traerme a mi hija. Sin decir nada me vestí lo más rápido que pude mientras que Sebastian se quedó ahí en la cama.

-Vístete Juliet ya ha llegado – le dije antes de salir de la habitación y correr escalera abajo y abrir la puerta.

Juliet por alguna extraña razón venía muy emocionada, tal vez sea porque se divirtió con su amiga. Le agradezco a la señora que me hizo el favor de traerme a Juliet y me despido. Entramos a la casa y Sebastian viene bajando por las escaleras con una sonrisa al ver a Juliet.

- ¿Y mi hermanito, donde está papá? – le pregunta y ella mira por todos lados para encontrarlo.

-Todavía no está aquí tu hermanito, preciosa – le dice y yo miro a Sebastian para que me explique qué pasa.

-Pero tú me prometiste que hoy lo vería – dijo haciendo un puchero.

-Me he perdido – le digo.

-Mami – suspira frustrada – es que mi papá me dijo que, si me iba a dormir a casa de mi amiga, cuando regresara mi hermanito ya estaría aquí pero no lo veo – dijo triste.

-Cariño ya habíamos hablado de eso – le digo, la cargo y le doy un beso en la cabeza – ¿Por qué mejor no vas a tu habitación en lo que preparo el desayuno?

-Está bien – dice y se baja de mis brazos para irse corriendo.

Yo miro molesta a Sebastian. No sé cómo se le ocurrió decirle eso a Juliet e ilusionarla cuando muy bien sabe que no volveremos a tener un hijo.

Sin decirle algo me voy a la cocina y empiezo a preparar el desayuno.

Mi ginecólogoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora