Capitulo 47

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Sebastian

La tome por las piernas para después elevarla y que sus piernas se enredaran en mi cintura. Todavía nos seguíamos besando bajo la lluvia y una vez que la tome en mis brazos la lleve de regreso a mi casa.

Entre besos, entre en mi habitación con ella en mis brazos. Como pude le quité la ropa y ella hizo los mismo conmigo. La recosté en la cama con delicadeza y me separé de ella para admirarla. Es perfecta con sus labios rosados por los besos que nos dábamos, con su pelo mojado y alborotado. Ambos ya no teníamos camisetas, ni siquiera ella tenía su sujetador, solo nos hacía falta quitarnos los pantalones y la ropa interior.

Ella se sentó en la cama, puso una mano en mi nuca y pego sus labios a los míos. Me jalo hasta que caímos acostados en la cama. Seguimos besándonos y yo empecé a desabrocharle el pantalón, sin resistirme, rápidamente metí mi mano por su ropa interior y toque su feminidad haciendo que rompiéramos el beso para que ella gimiera. Yo me dediqué a besarle el cuello mientras movía mis dedos en círculos sobre su tierna carne haciéndola enloquecer, sentí una de sus manos en mi cabello y lo jalo.

Saque mi mano, lo cual a ella no le gusto y gruño, pero yo no le hice caso y le quite toda la ropa que le quedaba hasta dejarla desnuda. Le abrí las piernas y uní mi boca con su deliciosa feminidad. Comencé chupando, lamiendo y succionando, todo, pero en diferente orden. Puso sus dos manos en mi cabello de nuevo y me acerco más a ella.

Ahora Lauren gemía mi nombre a todo pulmón. Sentí un dolor inmenso en mis pantalones, era mi "gran amigo" que ya quería salir y enterrarse en mi novia.

Seguía lamiéndola, pero ahora mis dedos se dirigían hacia su entrada. Y sin más la penetre con dos dedos. Gimió más fuerte y pude ver como apretaba las sabanas con sus manos.

Tres dedos introduje en su apretada feminidad rápidamente. Ya casi se corría, lo sentí cuando sus paredes vaginales apretaban mis dedos. Seguí así pos unos segundos más hasta que...

- ¡Sebastian...! – grito cuando llego al orgasmo.

Me puse a su altura y la besé. Ahora ella se deshizo de la poca ropa que me quedaba puesta y me dejo desnudo. Me recostó en la cama y sonriendo comenzó a darme besos por todo mi abdomen. Hasta llegar a mi miembro, lo tomo en sus manos y subió su mirada a mi rostro para ver lo que hacía cuando su mano empezó a subir y bajar. Lo único que hice fue mirarla a los ojos y gemir su nombre.

De un momento a otro, cambio su mano por su boca. Primero beso la punta de mi miembro y después la introdujo en su boca. Ahora yo puse mis manos en su cabeza para evitar que se separara de mí.

Siguió con sus maravillosos movimientos hasta que no aguante más y me corrí en su boca.

Mi ginecólogoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora