Capitulo 4

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Sebastian

Hoy era el día al fin la volveré a ver y quien sabe tal vez por fin la haga mía. No puedo esperar a que llegue. Cancele todas mis citas excepto la de ella así tengo toda la tarde libre para poder disfrutar de ella.

Dieron las cinco en punto de la tarde y tocaron mi puerta, entonces la vi tan guapa como la recordaba, llevaba unos vaqueros cortos y una blusa que me dejaba ver su precioso ombligo. Pero para mí mala suerte su madre venía con ella. Mierda, eso arruina mis planes, tendré que comportarme decentemente.

Comenzamos con la consulta, preguntándole como se había sentido de su supuesta infección, la verdad es que ella no tenía nada estaba perfectamente bien, pero yo quería tocarla de nuevo. Cuando ya iba a acabar las preguntas el teléfono de su madre sonó, era un mensaje, se disculpó con su hija y conmigo diciendo que tenía que irse por cosas del trabajo. Yo la despedí con una enorme sonrisa.

Tal vez esta tarde no este echado a perder después de todo.

Lauren

"Voy a perder mi virginidad con mi ginecólogo... "Eso lo decidí unos tres días antes de mi siguiente cita con él, no sé cómo haría para que se acostara conmigo, pero era un hecho que lo quería entre mis piernas, aunque estuviera mal.

Le dije a mi madre que si quería yo me podría ir sola al ginecólogo, pero no, ella insistió en que me acompañaba. Genial, adiós a mi plan de seducirlo.

Llegamos y yo rezaba por que le llamaran del trabajo para que se marchara, nos pasaron a su oficina, cuando lo vi, se me corto la respiración y me mordí el labio imaginándome todo lo que le hubiera echo si mi madre no estuviera aquí. La consulta pasaba rápido y el me hacía preguntas como la última vez, pero algo nos interrumpió el sonido del teléfono de mi madre, cuando lo escuche rece de nuevo por que se fuera y para mi buena suerte se fue.

Estaba sola con mi ginecólogo. Era momento de seducirlo.

-Y dime Sebastian – dije mientras me levanté de mi asiento para caminar por su oficina e inspeccionarla – ¿es difícil estudiar para ser ginecólogo?

-No claro que no, solo si te dedicas a estudiar, puedes conseguir la carrera que quieras – me respondió sin quitarme la mirada. Tomé un libro de Anatomía de la estantería y justamente lo abrí en la parte que quería - ¿Por qué lo preguntas?

-Es que quiero estudiar para ser ginecóloga – sonreí por mi pequeña mentira.

-Pues espero que seas una gran ginecóloga – me dijo con una sonrisa.

-Si yo también lo espero, pero ¿me podrías ayudar con algo que no entiendo bien de mis clases de Anatomía? – pregunte sonriendo y acercándome lentamente al escritorio donde Sebastian seguía sentado.

-Claro – me dijo y me puse a un lado de él y me incliné dejando recargado mis codos en el escritorio, junto con el libro, dejándole una gran vista de mi trasero – ¿en qué te p... pue... puedo ayudar? – Oh pobrecito lo puse nervioso.

-Es que estamos viendo que es lo que tienes que hacer y donde tienes que tocar para darle estimulo o placer a los hombres a la hora del sexo. Y la verdad es que no sé muy bien donde son, mi maestro no explica bien y no lo entiendo bien – dije con un puchero. Lo vi tragar saliva, se aflojo la corbata y yo le di una rápida mirada a su entrepierna. Casi se me cae la baba la baba cuando vi el gran bulto que traía, sin duda si hoy tenemos sexo me partiría en dos.

-Pu... pues lo que tienes que hacer...- me dijo un poco más nervioso y cuando iba a continuar le puse un dedo en los labios.

- ¿Por qué en vez de explicarme la teoría pasamos a la práctica para que pueda entenderlo mejor? – le dije mientras me ponía derecha y enfrente de él.

-S... s... si – esto estaba resultando a la perfección, doy mil gracias a Alexandra por enseñarme como seducir.

Me puse de rodillas, comencé a quitarle el cinturón y luego me fui a la cremallera, la bajé lentamente y comencé a tocar su miembro por encima del bóxer.

Sebastian

Estaba más que nervioso cuando me pidió ayuda para algo de su escuela y me puse más nervioso cuando me dijo que quería ponerlo en práctica mientras le explicaba.

Se puso de rodillas, me quito el pantalón y el bóxer dejando que mi miembro saliera. Ella soltó un gemido cuando lo vio por fin y es que no es por presumir, pero la verdad es que si, la tenía grande.

Mi autocontrol lo estaba perdiendo necesitaba su boca ya, así que yo empecé a decirle como tocarme.

-Bueno, para empezar, tómalo en tu mano, sube y baja lentamente – cuando lo hizo me comenzó a faltar la respiración – si así vas muy bien, ahora un poco más rápido – dije y lo hizo comenzó a ir más rápido y yo solo soltaba leves gemidos y cuando pensé que estaba en el paraíso se detuvo y me miro a los ojos.

-Quiero probarlo – me dijo. Y yo sonreí como un maniático.

-Claro pequeña, puedes probar, pero haz lo que yo te diga ¿de acuerdo? – le dije para después ver como se metía todo lo que podía en su boca.

¡Dios! Estaba en el paraíso, le decía como chupármela y ella lo hacía, esto era mil veces mejor que en mis sueños. Llego un momento en el que ya no le dije como hacerlo y ella siguió chupando mi miembro como podía, mientras yo ponía una mano en su cabeza para que fuera más profundo.

Mi teléfono comenzó a sonar y ella se separó, yo refunfuñe y le iba a reclamar.

-Contesta, puede ser algo importante – dijo con una sonrisa mientras regresaba a hacer su trabajo. Como pude tome mi teléfono y conteste.

- ¡Hola...aa! – dije.

-Hola Sebastian cariño ¿Cómo estás? – era la voz de mi madre – hace mucho que no me visitas cariño y te extraño.

-Maaamá no... es un... buen momento paraaa... hablar – Lauren empezó a hacer más rápido – Oh dios...

- ¿Hijo estas bien? – me pregunto preocupada.

-S... s... siii mamá es... que me he trompezadoooo... - dije como pude, esta niña me va matar – ahora... estoooy... un pocooo... acupaaado ¿te llamo más tarde? – estaba a punto de correrme.

-Está bien hijo, pero no se te olvide llamarme – dijo para después colgar. Volví a tomar el cabello de Lauren y la ayude a que fuera un poco más rápido.

-Así pequeña... sigue así... casi me... corro mejor... quítate – le advertí, pero ella no se alejó y – Laureeeeen... - me corrí en su boca, vi como lo tragaba todo y se ponía de pie.

-Gracias Sebastian, seguramente sacare un diez en mi próximo examen – dijo ella tan inocente que me dieron ganas de besarla, pero cuando lo iba a hacer ella se quitó y se puso del otro lado del escritorio – bueno ya me tengo que ir doctor ¿Qué le parece si nos vemos en la siguiente consulta? – me dijo con una sonrisa mientras se arreglaba el cabello.

-Pero si todavía no te he revisado – no, esta niña tenía que ser mía hoy.

-Lo siento Sebastian, pero mi madre ya me está esperando afuera – dijo como una niña pequeña, eso me éxito más.

-Está bien nos vemos dentro de tres días – dije un poco decepcionado.

-Perfecto, hasta entonces – se acercó a mi oído y me susurro – y gracias por darme de tu leche – para después darme un beso fugaz en los labios e irse rápidamente. Dejándome como un idiota, un idiota excitado.

Mi ginecólogoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora