Lauren
Hoy Sebastian me llevaría a... no sé dónde la verdad, solo me dijo que era una sorpresa. Yo estaba muy emocionada. Íbamos en su coche, yo solo miraba por la ventana para descubrir a dónde íbamos. Al poco tiempo llegamos a un bosque precioso.
-Hemos llegado preciosa – me dijo y me sonroje al escuchar cómo me llamaba.
- ¿Vamos a hacer un picnic? – sabía cuál era la respuesta.
-Sí, ven vamos – le dije.
Salimos del coche, Sebastian fue por las cosas mientras yo contemplaba el hermoso paisaje. Cuando regreso buscamos un buen lugar para comer, nos pusimos debajo de un precioso árbol donde nos daba la sombra. Sebastian acomodo todas las cosas el solo porque no me dejo ayudarle. Me dijo que una princesa como yo no debería hacer nada. Y adivinad quien se sonrojo de nuevo... si, yo.
Una vez que nos sentamos, sacamos la comida que Sebastian había traído.
-Sé que no es la mejor comida del mundo, pero no te quería pedir ayuda para cocinar – dijo sonrojándose. Es tan tierno, me hizo darle un beso en esos labios que se estaban volviendo en una adicción para mí.
-Para mí es la mejor comida del mundo Sebastian, gracias por tomarte el tiempo para prepararla – dije sonriendo.
Comimos alegres, pues así es como yo me siento cuando estoy con él. Me fascina todo de él, sus gestos, su humor, su personalidad, en fin, todo de él me tiene loca.
- ¿Damos un paseo? – me pregunto levantándose.
-Claro, vamos – dije como una niña pequeña y él se rio - ¿Dónde vamos?
-A un lugar que espero que te guste – dijo tomando mi mano y sonriendo.
Caminamos tomados de la mano, yo iba mirando el bosque mientras el miraba hacia el frente llevándome al lugar misterioso. Por fin llegamos.
-Oh... Sebastian... esto es precioso – dije sin quitar la vista de la hermosa cascada que estaba enfrente de mí.
-Sospresa – me dijo divertido – te enseño mi escondite.
- ¿Tu escondite? – me extrañó.
-Sí, eres la única que lo conoce – dijo sonriendo.
-Gracias por traerme aquí y enseñarme tu escondite Sebastian – dije - ¿Cómo lo encontraste?
-Pues un día estaba triste porque... termine con una chica a la que quería, pero al final no salió bien y conduje hasta que se me acabo la gasolina y mágicamente llegue aquí – finalizo.
No me gustó mucho la idea de la mujer esa de la que hablaba, pero aun así me sentía feliz porque me trajo a este lugar. Tal vez si le importe a Sebastian más de lo que él me dice.
-Bueno ¿Qué te parece si nos metemos? – me pregunto.
-Pero no traigo bikini, ni nada – dije.
-No importa, nos metemos sin ropa – se rio por la expresión de mi rostro – vamos, no tienes nada que no te allá visto ya – dijo.
-Está bien, tú ganas – soy tan fácil de convencer a veces.
Nos quitamos la ropa hasta quedar desnudos, yo me quería meter al agua poco a poco porque el agua estaba helada, pero Sebastian me tomo en sus brazos y nos lanzó ambos al agua. Lo regañe cuando salí a la superficie y después nos reímos los dos como locos. Nos pusimos a jugar, fue divertido Sebastian me tenía en su espalda mientras el nadaba hacia la cascada. Yo de vez en cuando le robaba un beso y el hacía lo mismo. Como amaba a este hombre.
Llegamos a la cascada. Nos pusimos debajo para que nos empapara, sentí como la mano de Sebastian se posaba en mi barbilla y me hacía girarme para mirarle a los ojos. Los dos estábamos sonriendo. Nos fuimos acercando poco a poco hasta que sus labios hicieron contacto con los míos, formando un gran beso. Yo y Sebastian movíamos nuestros labios despacio, por mi parte con ese beso quería demostrarle cuanto lo amaba, aunque él no lo supiera. Con una mano, puso un mechón de mi cabello que se pegaba a mi cara por el agua detrás de mi oreja y me siguió besando debajo de la cascada. No quería que ese beso se acabara jamás, pero él se separó y nos quedamos unos minutos admirándonos.
-Lauren, yo te... - di que me amas por favor dilo, pensé y rogué una y otra vez por ello.
- ¿Si? – le insistí cuando vi que se quedó callado.
-Nada olvídalo, no es nada – dijo sonriendo y eso me entristeció un poco pero aun así yo también le sonreí.
Después de un rato de estar jugando en el agua nos salimos, nos cambiamos y nos dirigimos a su coche.
Cuando llegamos a mi casa él se bajó conmigo para despedirse de mí.
-Sebastian gracias por esta preciosa tarde – dije mirándole a los ojos.
-Es todo un placer, pequeña – me dio un pequeño beso, pero con eso tuve para derretirme.
-Sebastian yo... - tenía que decirle que lo amo – yo...
- ¿Qué ocurre? – me miro preocupado.
-No es nada, después te lo digo – soy una cobarde no pude decírselo.
Él se marchó y yo me metí en mi casa regañándome por no decírselo.
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Mi ginecólogo
Fanfiction¡Vuestro Ginecólogo esta de vuelta! Voy a compartir esta novela !No es mia! esta es una adaptación que voy a hacer, @CamiCarratu y ella me dio el permiso para hacerlo, asi que no hay problema.