Capitulo 119

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Sebastian

Ya tenía mis maletas listas. Recorrí por última vez mi casa, todavía podía recordar cuando llegué aquí sin saber nada de esta enorme ciudad. Buscando a mi familia, pero ahora regreso a New York y sin una familia.

La vida me la jugó bastante mal, diría yo. Me despido de mi madre y Will. Los dos se quedarán unos cuantos días más en Paris. Una vez que tomo un taxi y me pongo en camino hacia el aeropuerto, hago una llamada...

Lauren

-Por dios cariño, eres la novia más guapa que ha existido – me dice mi madre con una enorme sonrisa y tengo que fingir yo una.

-Gracias – le contesto.

-Bueno ya estás lista solo falta el ramo, deja que valla por el – sale de la habitación.

Camino hacia el gran espejo que hay allí. Vestida de blanco, lista para mi boda. Siento un gran vacío y con muchas ganas de llorar, pero no de felicidad como cualquier novia que está a punto de casarse.

- ¡Lauren! – grita alguien entrando por la puerta – que bien que estas aquí no sabes lo difícil que a sido encontrarte, he corrido por todo el puñetero hotel buscándote.

-Anthony – es lo único que digo.

-No te puedes casar, tienes que ir con Sebastian ahora – me dice.

-No entiendo nada ¿Qué pasa? – le pregunto.

-Sebastian está en el aeropuerto, tienes que impedir que se valla sin antes saber que lo amas – Sebastian se marcha...

-Pero si es él quien no me ama, no entiendo de que serviría ir a decirle eso – no serviría de nada.

-¡No! No lo entiendes... ¡él también te ama! Joder – se agarra de la corbata frustrado – el me acaba de llamar diciéndome que se va porque no quiere ver cómo te casas. Ya no quiere sufrir, el piensa que tú lo dejaste de amar por eso se va.

-Si me amara tanto como dices no se hubiera acostado con Emilia, además ella es su novia y... - no me dejo terminar.

-De nuevo no entiendes – de pronto entro un hombre que jamás había visto en mi vida – mira este es Mario. Él es quien estaba sirviéndoles las bebidas a Emilia y a Sebastian esa noche en el bar, dile lo que viste – de dirigió Anthony a ese chico.

-Los dos llegaron, empezaron a beber y cuando iban en la cuarta copa, me percate que la señorita le ponía algo en la bebida de su acompañante. Traté de decirle a él que no lo bebiera, pero ya se lo había bebido, en un abrir y cerrar de ojos ya no estaban y los perdí de vista – me conto aquel chico.

-Lo ves, drogo a Sebastian para que se acostara con ella... - en este punto de la conversación ya estaba derramando bastantes lágrimas.

-So... Soy una estúpida. El trato de... de explicarme y yo... - mis lagrima cayeron en grandes cantidades.

-Ve por el Lauren – una tercera persona se hizo presente.

-Matt – él estaba en la puerta de la habitación.

Mi ginecólogoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora