Capitulo 37

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Sebastian

Seré estúpido. ¿Por qué no me aguante las ganas de hacerle el amor hasta el fin de semana? Nada, ahí voy yo y lo arruino todo, ahora su madre seguramente no me dejara verla.

-Sebastian, deja de dar vueltas por toda la sala – me dijo Anthony por quinta vez.

-Si sigues así, dejaras un hoyo en el suelo – dijo Robert y se rio junto con los demás.

-Cálmate Stan – dijo Alexandra - ¿Qué es lo peor que puede pasar?

- ¡Que! ¿Qué es lo peor que puede pasar? – le grite alterado.

-Cálmate Stan, a mi esposa no le grites – la defendió Chris y Alexandra le dio un beso junto con una sonrisa.

-Perdón, pero estoy desesperado – dije – además puede pasar que su madre la separe de mí y se la lleve lejos y ya jamás la vuelva a ver en mi vida – dije aun caminando mientras me jalaba del cabello.

-Está bien, primero tranquilo, siéntate y tomate un vaso de agua – dijo Alexandra – segundo, su madre no sería tan cruel como para separaros si los dos os queréis.

-Pero ¿y si lo hace? – dije parándome de nuevo.

-No lo ara, la conozco y no sería capaz – dijo de nuevo Alexandra.

-Cariño, mejor siéntate – dijo Chris a su esposa.

Desde hace un mes Alexandra y Chris se enteraron de que serían padres y Chris se la pasaba cuidando a su esposa. No la dejaba hacer nada. De pronto me imagine a Lauren, esperando a uno de nuestros muchos hijos, y se me formo una sonrisa. Hasta que la voz de Alexandra me saco de mis pensamientos.

-Chris, solo estoy embarazada – dijo – no me voy a morir por moverme, ni le va a pasar nada al bebe.

-Pero... - hablo Chris.

-Pero nada – dijo Alexandra y le dio un beso en los labios.

-Bueno ¿y qué vas a hacer si su madre os separa? – dijo Robert.

Y yo hice una cara de terror. Pensando si eso llegara a pasar.

-Gracias Robert, ya lo tenía más tranquilo – le dijo Alexandra mirándolo.

-Perdón, pero solo quería sacar tema de conversación – dijo riendo.

- ¡Joder! Me estáis poniendo más nervioso – dije – será mejor que regrese a su casa y hable con su madre – dije y me dirigí hacia la puerta.

-No, tú no te vas de aquí. Te vas a quedar aquí hasta que ella te llame – dijo Anthony.

-No, yo quiero ir – le dije.

- ¡Que no Sebastian! – dijo serio – mejor quédate a ver una película hasta que te llame.

-Pero... necesito verla – dije como un niño pequeño. Al final me quede viendo una película, pero no le ponía atención. Solo pensaba en lo que pasaría su ya no veía más a mi pequeña. El tiempo paso lento, hasta que mi teléfono empezó a sonar.

- ¡Apagad la televisión! – les grite y los asuste a todos. Anthony la apago y conteste.

- ¿Si? – dije esperando la voz de Lauren.

-Hola ¿Sebastian? – sí, era su voz.

-Preciosa ¿Qué ha pasado? ¿te vas? ¡No! Por favor no me dejes, te quiero – le dije rápidamente y ella reía.

-No me voy a ningún lado, tranquilo Sebastian – eso me calmo.

- ¿Entonces? ¿Qué te dijo tu madre? – pregunte.

-Pues, al principio no acepto que fuéramos novios – dijo y mi corazón dejo de latir – pero la convencí y me dijo que te invitara a cenar mañana para conocerte mejor – reviví en ese momento.

-¿Enserio? No sabes cuánto me alegro – le dije feliz - ¿a qué hora voy a tu casa preciosa?

-A las siete, guapo – me reí.

-Está bien guapa, nos vemos mañana – le dije.

-Nos vemos mañana – me dijo – bueno, te cuelgo porque me voy a dormir.

-Que duermas bien, te amo – le dije.

-To también te amo Sebastian – me respondió.

Colgué con una enorme sonrisa.

Mi ginecólogoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora