Capitulo 15

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Lauren

¿Eso no era todo? Yo me quede como estatua en su habitación mientras él se fue a quien sabe dónde. Salí de mi trance cuando lo vi entrar de nuevo pero esta vez con algo entre sus manos.

-Vas a limpiar mi casa – dijo sonriendo – y no olvides tu uniforme, pequeña – me mostro un traje de sirvienta sexy.

- ¿Estás loco? No voy a limpiar toda la casa y mucho menos con ese uniforme - dije rápidamente.

-Si lo aras, es parte de mi premio – dijo riendo – así que ponte tu uniforme, ponte a limpiar que yo disfrutare del espectáculo.

Salió de la habitación dejándome con la palabra en la boca. Bravo Lauren tenías que hacer esa apuesta. Me aplaudí mentalmente. Me puse el uniforme de sirvienta y bajé las escaleras. Sebastian estaba en la cocina y yo decidí empezar por el mismo lugar.

Mientras limpiaba todo el desastre de la cocina sentí que la mirada de Sebastian pasaba por todo mi cuerpo, no pude evitar sentir ese cosquilleo, al saber que él me observaba cada uno de mis movimientos. De vez en cuando me agachaba para recoger algo y podía escuchar como Sebastian se aclaraba la garganta.

- ¿Me vas a tener limpiando todo el día sin tocarme? – yo quería que me tocara.

-Sí, bueno, si es que resisto – dijo – me gusta observarte y es mejor que me deleite un poco viéndote y ya después pasamos a lo físico. No te desesperes – dijo sin quitarme la mirada de encima.

Seguí limpiando, lavando platos, guardando cosas... cuando por fin termine la cocina pase a la sala de estar y Sebastian venía detrás de mí. Me agache para recoger unos libros, pero los tire en cuanto sentí un pellizco en mi trasero.

-Dijiste que no ibas a tocarme – lo regañe.

-Pues sí, pero ¿Cómo controlarme cuando pones tu precioso trasero en mi cara? – yo fruncí el ceño y me reí.

Recogí todo el desastre que tenía. No podía creer que enserio me aria limpiar toda su casa.

Me lleve toda la mañana recogiendo, la planta de abajo y cuando dieron las dos de la tarde, me dejo tomar un descanso para comer. Estaba muy cansada y me faltaba todavía la segunda planta de la casa. Terminamos de comer, ya no quería limpiar más y camine hacia las escaleras lentamente.

-Vamos preciosa, todavía no has terminado – me dijo dándome una fuerte nalgada.

- ¡Ay! – me queje – me ha dolido.

-Perdón pequeña – me dijo mientras me sobaba la nalga que me había cacheteado.

Por fin subimos y comencé a limpiar las habitaciones. Gracias a mi suerte estos no estaban tan desordenados. Así que mi trabajo fue más rápido. Cuando terminé me di cuenta que Sebastian no estaba.

Me fui directa a su habitación, tampoco estaba. Estaba tan cansada que me dio flojera buscarlo así que me fui directa al baño. Quería meterme en la bañera con agua caliente para relajar mis músculos. En cuanto entre, abrí la boca con asombro. El baño estaba iluminado por muchas velas y Sebastian se encontraba en el jacuzzi que tenía espuma por todos lados. Me mordí el labio al ver que Sebastian se encontraba desnudo en el agua.

-Ven pequeña te mereces un baño relajante – me ofreció la mano para que me acercara.

Sin dudarlo me quite la ropa hasta quedar desnuda y tome su mano.

En cuanto mi piel toco el agua, solté un gemido. El agua estaba a la temperatura correcta y se sentía tan relajante. Sebastian me sentó en medio de sus piernas, sentí como mi trasero rozo su miembro y solté un leve quejido.

-Lo has hecho muy bien – me dijo mientras ponía sus manos en mis hombros y comenzaba con un delicioso masaje. Siguió con el masaje y yo estaba en el cielo. Después de un rato sus manos dejaron mis hombros y se fueron directos a mis pechos.

- ¿Te gusta? – me susurro en un oído mientras apretaba más su agarre en mis pechos.

-Sí, si... - le conteste.

No aguante más, me gire y le di un gran beso en esos labios que tanto me gustaban probar. Ahora yo estaba con las piernas abiertas sentada sobre él, mientras nos besábamos. Su lengua y la mía parecía que tenían una batalla épica. Pero el rompió el beso y me miro a los ojos. Sentí como Sebastian guiaba su miembro a mi feminidad y como lo introducía lentamente.

Empecé a dar saltitos encima de él. El agua salía por los bordes del jacuzzi a medida que aumentaba la velocidad de mis movimientos. Acelere mis saltos con su ayuda y cuando está a punto de llegar al orgasmo el me detuvo. Me cambio de posición, ahora yo me aferraba a sus hombros para no ahogarme y él está encima de mi envistiéndome rápidamente. Ambos soltábamos gemidos y yo de vez en cuando le rogaba por más.

De repente, se detuvo. Sebastian subió una de mis piernas a su hombro y siguió envistiéndome, en esa posición pude sentir mejor como entraba y salía de mí. Recargue mi frente en la suya, los dos teníamos los ojos cerrados, escuchando nuestros jadeos y el sonido del agua al caer fuera del jacuzzi. Le daba uno que otro beso y el me daba unos a mí.

Después de un rato se corrió en mí y lo único que hice fue gritar, al igual que él. Era la primera vez que se corría sin usar protección, se sentía tan caliente en mi interior y eso me gusto.

Con nuestras respiraciones agitadas, Sebastian me cargo fuera del jacuzzi, me seco con una toalla como pudo porque yo estaba demasiado cansada para mover, aunque sea un dedo. Me llevo a su cama y no dure mucho en quedarme dormida. Pero antes de que lo hiciera me pareció escuchar la voz de Sebastian decir...

-Te quiero... 

Mi ginecólogoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora