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—¿Y por qué tengo que ir? —refunfuñó Mauricio, acomodándose la corbata.
—Porque, cuando te gradúes, Diego asistirá con mucho gusto. —Juliana arregló el cabello de su hijo para que no le tapara media cara.
—No lo des por sentado, ma.
—Diego —dijo en un modo de advertencia su madre—. ¿Por qué no puedes apoyar a tu hermano?
Mauricio no tuvo una respuesta para eso.
—Aún recuerdo mi graduación —comentó Javier, esta vez, el cabello lo mantenía atado en una media coleta.
—¡Todos! —gritaron Diego y Mauricio al unísono.
—¿Acaso olvidas que tu maldita graduación estuvo acompañada de una maldita tormenta? —Mauricio apartó gentilmente a su madre para que dejara de peinarlo.
—Una maldita hora para llegar —recordó Diego.
—Creo que la recordamos distinto. —Javier abandonó la habitación de Mauricio.
Diego se miró en el espejo y dudó por un instante si la persona que le regresaba la mirada era él. Había llegado a un punto que creía imposible vivir y, aún estando a unas horas de graduarse, sentía que esa realidad podía derrumbarse con solo un suspiro.
Las manos le sudaban y el corazón no le daba tregua, palpitaba como si él tampoco estuviera convencido del logro de Diego y estuviera preparado para escuchar una mala noticia.
—Es hora de irnos —avisó Juliana. Miró a Diego con las lágrimas a punto de deslizarse por sus mejillas—. Estoy tan orgullosa de ti. —No pudo resistir más y se abalanzó a los brazos de su hijo.
—Mamá... —Las palabras se apagaron en su garganta.
No tuvo oportunidad de abrazarla, Juliana se retiró de sus brazos antes de que eso sucediera. Se limpió las lágrimas y mostró una media sonrisa que había aprendido de su esposo.
—Este es un gran día, no debo arruinártelo. —Diego no pensó que las lágrimas de su madre arruinarían su día—. Mauricio, espero que no te hayas movido el cabello de cómo te lo dejé. —Al igual que como hizo Javier, Juliana desapareció de la habitación.
—Gracias a todos, de verdad —susurró.
Apreciaba el intento que su hermano hacía, porque, aunque él lo negara, se había esmerado al hacer su desayuno y comida favorita desde temprano. Javier demostraba su orgullo por su primo haciendo las menores bromas posibles. Y su madre, era evidente que estaba rebosante de felicidad.
(...)
—Mi mamá me tomó cincuenta fotos antes de venir. Deja de reírte, Víctor. —Carlos se alisó, por cuarta vez, el traje.
—¿Por qué hizo eso? —preguntó Rafael.
—Dijo que nunca tenía la oportunidad de verme bien vestido.
—Ni siquiera cuando nosotros nos graduamos te vestiste así.
—Víctor, una palabra más y te... ¡Diego! —Agitó el brazo para que su amigo los reconociera—. ¿Alguna vez lo vieron con traje?
—Cuando murió su papá —contestó Rafael.
—Oh, mierda, qué bueno que no me escuchó.
—¿Qué fue lo que no escuché?
—Nada.
—¡Felicidades, Diego! —gritó Víctor y, en menos de un segundo, ya estaba con un brazo colgando del cuello del rey.
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Rey Busca Líos
Teen FictionDiego es conocido como el Rey Busca Líos de la preparatoria Roochemore. Quien, según los rumores, es un pandillero que no soporta que invadan su espacio personal. Por esa razón nadie se explica cómo Alexander, el chico nuevo, ha conseguido hablarle...