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—Graduado, ¿eh? Felicidades, Diego.
Había aprendido a respetar la formalidad con la que interactuaba Claudia, después de todo, ella fungía como su psicóloga, no como una amiga. En dado caso de que no hubiera una relación en la que Diego fuera el paciente, ¿Claudia aceptaría ser su amiga?
—Aún me cuesta creer que casi soy universitario.
—Si es que decides ir a la universidad. No es obligatorio, lo sabes.
—Tienes razón —murmuró. Sacudió la cabeza al recordar otro tema—. Por cierto, volveré a cantar y a tocar. Mi familia me regaló una guitarra por mi graduación.
—Es bueno que retomes una actividad que te amabas, pero recuerda que no debes forzarte.
—Lo veré como un hobbie, nada más. Sé que ya no puedo pretender que soy un experto en música, aunque mejoraré con el tiempo.
—Por la cara que tienes intuyo que tu semana fue, en su mayoría, relajante.
—Digamos que no. —Claudia entrecerró los ojos, ansiosa por saber la razón—. Veamos, aún hay días malos. —Ella asintió—. Y, sobretodo, el tema de cómo voy a tomar las pastillas ahora me estresa. Siguen habiendo días que me pongo ansioso por cosas que no puedo controlar o me invaden pensamientos negativos. —Se sacudió el cabello—. Aunque, presiento que mi percepción de la semana fue positiva por un incidente en específico.
—¿Tiene algo que ver con que no hayas venido el miércoles?
—Tiene todo que ver. Lo olvidé, perdón, ¿te di una excusa por la que no vine? —Claudia asintió—. Bueno, fue una experiencia en parte aterradora porque no sabía qué haría si no despertaba la chica, pero cuando supe que estaba bien me tranquilicé y, no sé, me llegué a preguntar por qué no es recurrente una ayuda desinteresada.
—¿Te refieres a específicamente por qué tú no ayudas a los demás o a todos, en general?
—A todos. Por ejemplo, tú eres psicóloga porque quieres ayudar a los demás a que estén sanos psicológicamente, pero existe gente que solo se convierte en psicólogos porque quieren hacer dinero.
—En parte es verdad que suena desagradable que las personas únicamente piensen en lo material, pero debes de tener en cuenta que es un mundo donde se prioriza el dinero a el bienestar de la gente. —Diego se hundió en la silla—. Es, en cierto modo, correcta de pensar, Diego, aunque debes de prestarle atención a todos los puntos de vista. ¿Por qué una persona quiere convertirse en abogado? ¿Solo por el dinero? ¿Si es solo por el dinero qué lo orilla a tener como prioridad el dinero?
Diego estuvo en silencio hasta que llegó a comprender las palabras de Claudia.
—Correcto, pero en todo caso, ¿no deberían realizar bien su trabajo? Si eres un abogado que eligió la carrera por el dinero, entonces cumple con las obligaciones que se te impusieron.
—Puede que me equivoque, pero quiero saber si lo que me dices está relacionado con la muerte de tu padre.
—No, para nada, yo no... ¿Por qué piensa eso?
—Mencionaste que la muerte de tu padre se debió a una negligencia médica, si analizamos lo que estás diciendo podemos concluir que piensas que, de haber sido un buen médico interesado en sus pacientes, pudo haber salvado la vida de tu padre.
Dicho por ella tenía sentido. A veces ya no podía confiar al cien por ciento en sus acciones, pues podrían tener razones escondidas.
—Una negligencia no es lo mismo que una equivocación. Me parece, sobre todo con los médicos, que es fundamental que se preocupen por la vida de sus pacientes. Ni siquiera soy doctor y estoy dispuesto a velar por la vida de otras personas.
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Rey Busca Líos
Teen FictionDiego es conocido como el Rey Busca Líos de la preparatoria Roochemore. Quien, según los rumores, es un pandillero que no soporta que invadan su espacio personal. Por esa razón nadie se explica cómo Alexander, el chico nuevo, ha conseguido hablarle...