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A veces, Diego tenía la sensación de vivir el mismo día una y otra vez, como en bucle. Pero, sin lugar a dudas, ese día no se parecía en nada a otro; empezando por el chico que estaba sentado frente al escritorio del director.
—Joven Mendoza, le presento a Mateo Vázquez, su nuevo compañero —presentó el director al chico con ojos esmeralda y cabello oscuro; el mismo de la noche anterior—. ¿Recuerda lo que le dije ayer acerca de mostrarle la escuela a su nuevo compañero?
Diego asintió, todavía pensando en el chico que estaba al lado de él. ¿Cómo podía llamarse Mateo si había escuchado a su amigo referirse a él como Alex? Podría haber sido solo un apodo, aunque Diego no estaba seguro.
—Como le decía —dijo el director refiriéndose al otro chico—, el joven Mendoza va a encargarse de que su estadía aquí sea agradable. Si hay algún inconveniente no dude en decírmelo.
—No se preocupe, estoy seguro que nos llevaremos excelente. —Diego notó que su acento era extraño, una combinación extraña entre castellano y latino... Aunque parecía más latino.
Alex o Mateo, Diego no tenía claro cuál era su verdadero nombre, le sonrió al director antes de levantarse del asiento y comenzar a caminar hasta la puerta.
—Muchas gracias, director.
A Diego le pareció molesta la forma condescendiente con la que se dirigía al director. Estaba seguro de que aquel chico tenía las mismas intenciones de golpearlo que cuando estaban en el bar, pero reprimía ese sentimiento para ganarse al director y que pensara que era un buen estudiante. Diego tenía que admitir que mentía bastante bien.
—Joven Mendoza, ¿qué espera para mostrarle a su compañero la escuela? —preguntó el hombre, haciendo que Diego reaccionara a la situación.
—Tiene que ser una puta broma, ¿no? —soltó de forma instantánea. El director se acomodó en su asiento, escuchando atento lo que tenía que decir Diego—. No voy a durar ni cinco minutos con ese tipo.
El director Ortega sacó una carpeta de uno de los cajones, se lo pasó a Diego e hizo que los leyera en voz alta.
—"Diego Mendoza, grupo 203, turno matutino. Primer semestre" —Ah, mi historial académico—. "El alumno insultó a su profesor de Historia por hacer que se presentara frente a toda la clase".
Involuntariamente, una pequeña sonrisa se le escapó de los labios; uno de sus recuerdos favoritos había sido su primer día de clases. Después de eso, el profesor Ruelas le había impedido la entrada a su clase hasta que algún familiar de Diego hablara con él; como era de esperarse, Diego no llevó a nadie, por lo que tuvo que elegir hacer un examen, con el que se decidiría si pasaba o no. Ese semestre obtuvo la mejor calificación de su vida en Historia.
—Le tengo una propuesta, joven Mendoza. —Ese hombre sabía cómo llamar la atención de Diego—. Si usted cumple con este castigo, yo me encargo de no molestar a su madre con leer este aburrido historial académico.
Diego se mordió el labio inferior, seguro de que no era un trato en el ganar mucho, ya que tenía dos opciones: sacrificar una hora de su vida con Alex o desmantelar su mentira frente a su madre.
"¿Ustedes qué dicen?"
"Acepta, es una buena oferta."
"Ahhhhh, por una hora nadie muere..."
Entonces todo estaba decidido.
—Trato. —Salió de la oficina del director, pensando en qué haría ahora.
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Rey Busca Líos
Teen FictionDiego es conocido como el Rey Busca Líos de la preparatoria Roochemore. Quien, según los rumores, es un pandillero que no soporta que invadan su espacio personal. Por esa razón nadie se explica cómo Alexander, el chico nuevo, ha conseguido hablarle...