[Capitulo XV]

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Al llegar a clases —un jueves por la mañana—, Diego se encontró con un grupo de personas completamente extrañas para él y para toda su clase. Trató de encontrar respuestas en los cuchicheos de sus compañeros, y, cuando no obtuvo nada, buscó a Alexander con la mirada; lo encontró viendo con detenimiento a los cinco extraños. Entonces tuvo que resignarse y esperar a que ellos explicaran por qué estaban ahí.

Pasaron quince minutos donde el grupo estuvo hablando entre ellos y arreglando algunos asuntos hasta que el profesor Beltrán hizo que todos prestaran atención —como si no tuviera las miradas de sus alumnos puestos al frente por primera vez— y le cedió el turno de hablar a un joven pecoso con dientes chuecos y cabello relamido. Se notaba incómodo de tener las miradas penetrantes de veinte adolescentes encima de él.

—Buenos días. —La voz le temblaba, pero intentaba disimularlo con pequeños tosidos—. Nosotros somos estudiantes de la Universidad de Kalleha y venimos a hacer una nueva dinámica para los chicos que todavía no saben qué estudiar.

Diego se irguió en su asiento, más atento.

—Hola, mi nombre es Vanesa. Como mi compañero Joshua explicó —dijo con energía otra chica, remediando el hecho de que Joshua no se hubiera presentado—, venimos para ayudarlos a aclarar sus mentes. No solo estamos nosotros tres, en otros grupos están otros de nuestros compañeros; cada uno está estudiando diferentes carreras y nos acompañan unos que otros egresados. Tenemos planeado hacer dos actividades durante todo el día: la primera va a constar de un test para saber hacia dónde más o menos debería ir enfocada su elección a la hora de elegir una carrera y la segunda van a ser charlas de mis compañeros sobre sus carreras.

Lara alzó una mano.

—Tengo una pregunta. —Vanesa le cedió la palabra—. ¿Eso significa que no vamos a tener clases?

La clase entera esperó la respuesta.

—Eh... —Miró al profesor Beltrán, apenada—. No, siento decirles que no tendrán clases hoy. Claro, solo los de último año.

Era un alivio que Beltrán fuera estricto con sus alumnos en cuanto al comportamiento que debían tener, pues, de haber sido otro profesor, todos estarían festejando el día libre.

Diego llevó una mano a su cabello, revolviéndolo un poco e intentando adivinar cómo el destino —o Dios—, estaba dándole un regalo a su confusa mente. Agradecía no haber ido a KOT la noche anterior.

Las preguntas acerca de lo que se haría en el transcurso del día salieron una tras otras hasta lograr obtener toda la información interesante. Sin embargo, nadie se mostraba realmente emocionado por descubrir cuál sería la carrera que elegirían.

—Bueno, en unos momentos mi compañera Elizabeth les pasará unas hojas para que comiencen a responderlas.

El celular de Diego vibró. Aprovechó que todos estaban ocupados recibiendo las hojas y que Beltrán estaba regañando discretamente a Lara para contestar el mensaje.

Principito de mierda: Interesante dinámica, ¿no te parece?

Diego: Veremos...

El compañero que estaba delante de Diego le pasa la hoja, notó que este temblaba al momento de extenderle la mano con el test, y Diego no creía que fuera por el frío; a pesar de ser casi las ocho de la mañana, no había ni un atisbo de nubes. No le dio gran importancia.

Como en todos los exámenes, escribió su nombre, su año y grupo, para luego empezar a leer. Antes de las preguntas, venía un apartado donde dejaba en claro que las respuestas debían ser elegidas sinceramente y pensando en los gustos de la persona que estaba realizando el test.

Rey Busca LíosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora