[Capítulo XII]

453 77 81
                                    

▬►▬

—¿Contabilidad? —comentó asqueado Diego.

Llevaba media hora con ella en su clase de Educación Física gracias a la conveniente ausencia de su profesor de Matemáticas. Una vez ahí, todo se volvió extraño, desde primer grado no compartía ninguna asignatura con Lily, pero ahora se daba cuenta de lo mucho que extrañaba la voz de su amiga para sobrevivir en clases.

—Mi padre es contador —dijo, como si fuera la mejor explicación—. Prácticamente lo llevo en la sangre. —Se frotó el cabello manteniendo una sonrisa boba.

—Esa no es una buena razón, Lily. —Hizo caso omiso a lo que su amigo le decía y siguió trotando, con Diego caminando a su lado.

A Lily le encantaba correr, pero, cuando estaba acompañada de Diego, solo trotaba para poder hablar sin que él se hiperventilara.

—Dejémoslo entonces en un quizá.

Varias chicas de la clase de su amiga los observaban con cierta intriga, dejando a un lado su labor de correr por toda la cancha.

A decir verdad, Diego estaba sorprendido de lo tolerante que era el profesor de Liliana; a comparación del suyo.

—Ya está cerca el examen de admisión —recordó ella; una indirecta que solo consiguió poner nervioso a Diego—. ¿Qué universidad vas a poner?

¿Por qué las personas creían que hablar de exámenes era un buen tema? A Diego de solo pensar en el "Gran Examen" le provocaba náuseas y un constante malestar en el pecho.

—Aún no lo sé, probablemente ponga la Universidad de Kalleha.

—Buena opción, ya sabes, tiene gran variedad de carreras.

Quería ayudar, lo comprendía, pero lo único que Liliana estaba causando en Diego eran pensamientos fatalistas.

—¿Qué universidad vas a poner tú? —Trató de que la conversación se centrara en ella.

—Teniendo en cuanta que quiero estudiar contabilidad, creo que la mejor opción sería el Instituto. —La respuesta, aunque claramente obvia, desconcertó a Diego—. ¿Qué?

Ambos se detuvieron.

—Esperaba que eligieras una universidad más..., ¿cómo decirlo?

—¿Prestigiosa? —Él asintió—. Mis padres dijeron lo mismo. Supongo que no me interesa una buena universidad, o, al menos, no tanto como a ti. —"Curioso"—. Un punto a favor del Instituto es que Rafael también está ahí.

Una sonrisa melancólica se dibujó en el rostro de Diego.

Cuando ellos entraran por fin a la universidad, el trío de idiotas llevaría un año ahí, llenos de varias experiencias que solo un universitario conocía.

"Ahora podrías estar en la universidad", le recordó Mauricio, "sino fuera por..."

"¿Podrías mantenerte callado por una puta vez?"

Necesitaba un cigarro. Pronto. O, de lo contrario, no estaba seguro de poder seguir soportando el reclamo de su consciencia.

El gimnasio se inundó de cuchicheos.

—¿Qué hace el director aquí? —murmuró Liliana, viendo de pronto a Diego con una mirada recriminatoria. "¿Por qué siempre están en mi contra?"—. ¿Ahora qué hiciste?

Sin necesidad de decir nada, Diego alzó los hombros a la defensiva.

No pasó mucho para que se dieran cuenta que Enrique estaba ahí por otra razón. El hombre mantenía su monótona postura, como buen ejemplo de autoridad, solo que, por el modo en que apretaba las manos, se podía notar su preocupación.

Rey Busca LíosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora