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Alexander entró con veinte minutos de retraso al salón de Biología siendo vigilado por la mirada del profesor Beltrán.
-Siento la demora -murmuró, caminando con pasos torpes hasta la banca que se encontraba a un lado de Diego, quien, al igual que todos, no podía despegar su mirada de él.
Había pasado seis días desde que los noticieros y las redes comenzaran a hablar peste de la familia real y sobre todo de Alexander, y la intranquilidad del principito seguía reforzándose con cada día que pasaba. Ni todos los mensajes de apoyo por parte de Santiago o las bromas entre él y Diego parecían mejorar su ánimo.
Diego sabía que podía hacer más por él, pero no sabía qué.
Y, Alexander, a pesar de su obvia distracción con el tema, no parecía querer que Diego o cualquier otra persona lo viera en mal estado; siempre respondía con una sonrisa en el rostro.
De pronto, una bola de papel le pasó a centímetros del rostro, cayendo en su banca. Buscó con la mirada quién había sido el responsable y no tardó en darse cuenta quién había sido. A dos bancas de distancia se encontraba Lara jugando distraídamente con la pluma, viendo directamente hacia el lugar de Diego.
Él rodó los ojos antes de abrir la hoja.
Qué le pasa?
La mala letra le impidió leer lo demás, aunque estaba seguro que se trataría de algún chisme en el que estuviera involucrado Alexander -porque era obvio que hablaba de él-.
Mantuvo la calma para no girarse y responderle que no era de su incumbencia lo que le pasara, en cambio, tomó otro trozo de papel y escribió:
No sé.
Aventó el papel cuando Beltrán no lo veía.
Pasaron segundos para que todo el salón escuchara una queja femenina; Diego tuvo que morderse la lengua para no reírse como los demás.
-Señorita Ruiz, ¿me puede explicar qué le ocurre? -Diego se volvió hacia ella para ver su reacción: estaba roja de la vergüenza.
-No ocurre nada -respondió.
El profesor Beltrán tuvo que interrumpir su clase más de la cuenta para callar a sus compañeros y, mientras lo hacía, una gran idea surgió en la mente de Diego.
Tomó su celular con cautela y buscó el nombre de Alexander en sus contactos.
Diego: Me acompañas a comprar elregalo de Javier?
Después de enviar el mensaje, notó cómo el celular de Alex vibró, revisó su celular y rio.
Principito de mierda: Tus técnicas de seducción son aburridas, pero está bien, acepto.
Diego estaba tan contento que no le importó lo que Alexander había escrito.
(...)
-¿Estás seguro que le gustará un gorro a tu primo? -cuestionó Alexander, poco convencido de la elección que Diego estaba haciendo.
-Que se joda si no le gusta. -Puso en su lugar el gorro, revisando más opciones.
No estaba seguro si la salida le estaba haciendo bien a Alexander para despejar la mente, pero al menos así lo parecía.
"¿Qué le gustara al perfecto de Javier?"
"Pregúntale y ya."
"Mau, creo que no entiendes bien el significado de los regalos."
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Rey Busca Líos
Teen FictionDiego es conocido como el Rey Busca Líos de la preparatoria Roochemore. Quien, según los rumores, es un pandillero que no soporta que invadan su espacio personal. Por esa razón nadie se explica cómo Alexander, el chico nuevo, ha conseguido hablarle...