HOUSE OF CARDS : Saga

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Hace mucho tiempo, deje de ver la luna porque me recordaba lo bueno de mi vida, el valor que yo siempre le daba; no importaba que tan mal me sintiera, ella me haría sentir mejor. Pero conforme crecí, todo lo malo, la cubrió con su amargura.

Cuando al fin dieron las 10 de la noche, todos ya estaban en sus respectivas habitaciones, y eso ya era un avance, pues al menos, Jin pudo reconciliarse con su verdadera madre, y eso ya era algo.
Se encontraba junto a su ventana en medio de la oscuridad, pensando, analizando, ¿porque todo tomo un rumbo tan turbio?.
Cuando se fue, tenía ganas de volver por sus hermanos, pero más que nada por Namjoon, y ahora ni siquiera podían cruzarse sin pelear.

Lo extraña.

Quizá no debió ponerse al 100% del lado de sus padres, y mucho menos esperar a que Namjoon y Taehyung tomarán las cosas bien de buenas a primeras, a el también le costó, pero no se dió cuenta de todo el daño que provocó en ellos, pues a ellos ni siquiera les dijeron un adiós.
- Dios...ayúdame - susurro, para dar la vuelta, tomar un suéter y ponerlo sobre sus hombros, para salir de su cuarto escaleras abajo. Entro a la oscura cocina, y tomo un vaso con agua para aliviar el estrés y dormir como los demás.

- Te creí dormido.
- ¡Dios! - grito Jin, brincando en su lugar, tocando su pecho y dando media vuelta para ver al portador de la voz, con los codos contra la isla de la cocina, jugando con una tasa de café.- Namjoon me asustaste ~
- ¿No puedes dormir? - pregunto dejando de mover la taza.
- La verdad no. ¿Y tú?
- Tampoco - Jin asintio, y todo quedó en silencio por un rato.

- Creo que me iré a mi cuarto, buenas noches - justo cuando estaba por salir de ahí, Namjoon se interpuso bloqueandole el paso. - ¿Que haces?
- Perdón por haberte pegado. Pero debes entender que no podía permitir que quisieras herir a mi propio hijo con tus palabras.

Namjoon - 1
Seokjin - 0

Ya dió su brazo a torcer, ahora hazlo tu.

- Lamento haberme portado como un patán- respondió el mayor - no debí traerlos al único lugar donde podemos estar tranquilos. - Namjoon no dijo nada, solo se limito a escucharlo - no estaban listos y los obligue...a-a convivir con ellos..~
- Shh..~ - le dijo el piel canela, tomando su rostro con ambas manos, juntando sus frentes, acelerando el latido de ambos corazones. - cada palabra que dices me duerme la cabeza ~
- ¿Q-que?
- Gracias a ti... Taehyung y yo pudimos arreglar todo con mi mamá, y eso es algo que me tiene bien porque podré darle un buen ejemplo a Jungkook.
- ¿No estás molesto? - pregunto el mayor llevando ambas manos a la cintura de Namjoon.
- En un principio lo estuve, pero ahora ~

Mis palabras quedaron estancadas en mi pecho, no puedo decirlo, no puedo decir cómo me siento contigo justo como estás junto a mi... Se siente irreal.

- ¿Ahora que..?~ - pregunto Jin, mirando los labios de su hermano, repitiendo Namjoon la misma acción.
- No puedo pensar en otra cosa que no seas tú ~ - de 99% de probabilidades de que sus labios no se encontrarán, Jin accedió a un 1% a qué su corazón se complaciera en cuanto los labios de Namjoon encajaron con los suyos en la primera oportunidad.

Al principio Namjoon solo quería besarlo para apagar la curiosidad de tocarlo, pero..ya no era una curiosidad simple; caminaron como una danza hasta chocar con la barra de la cocina, con Jin presionando su cuello para que no se separara, y con Namjoon abrazándolo para no soltarlo más.

Más, deseaban más, pero no ese más que los hacia ser animales como cuando eran jóvenes, deseaban más, pero más tiempo para poder amarse. Las manos largas y pálidas de Jin fueron descendiendo por el pecho de Namjoon, hasta llegar al borde de su camisa, la cual fue subiendo para poder dejarlo bajo su tibia mirada, dejándola caer después al frío suelo, viéndose frente a frente.
El piel canela tomo su mano derecha, y la llevo a sus labios para besarla por un rato, para después acariciar su bello rostro, viéndolo acurrucarse en la palma de su mano.
- Te amo - se atrevió a confesar Seokjin.
- Yo nunca he dejado de amarte - le respondió Namjoon, para volver a besarlo, y poco a poco, quitar el suéter que colgaba de sus hombros, seguido de la camiseta que le hizo compañía a la suya.