HOUSE OF CARDS : Saga

40

Tan cálido es estar a tu lado... tan hiriente es estar entre tus brazos, pero tan placentero es estar en ti... eres mi lago entre tanto mar ahogado...

- Así que, ¿viene en busca de alguien? - el menor le hecho un vistazo, y Jungkook tenia su cinturón bien ajustado, y se agarraba de la puerta, como si fuese a salir volando de ella.
- Si jaja... ¿puedes mirar hacia enfrente?
- Si, descuide, soy bueno manejando, ¿le muestro como hacer donas?
- ¡NO! es decir jaja, ...no hace falta, solo...quiero llegar a mi destino por favor. - El pequeño conductor asintió con una gran sonrisa, pues ciertamente le fascinaba hacer bromas entre adultos y el, era algo que gozaba.
- Busca a ¿Taehyung? - Jungkook lo miro y el chico solo se mantenía sonriente, así que soltó un poco su agarre de la puerta.
- ¿Lo conoces?
- Claro que si; a veces cuando me ve, me ayuda a alimentar a los caballos, los cepilla, los alimenta, inclusive le gusta conducir el tractor, aunque la primera vez tube que salvarlo porque no sabia cómo detenerlo jaja. - Jungkook sonrió ante la sencilla imagen de Taehyung intentando ser un pueblerino, y el menor lo noto. - ¿ Es tu hermano? Se ve muy joven para que sea tu padre.
- Es mi tio... bueno mas bien,...
- Dime con confianza; ¿eres gay? - Jungkook lo miro como reproche y el chiquillo solo rio. - Descuida, hoy en dia, esas cosas ya no son tan relevantes, la libertad de escoger con quien estas, es tuya, tu decides, no el resto.
- Lo soy...
- Que bien. - El camino a las montañas, dejo de ser incomodo, pues entre ellos, cambiaban información: lo que Taehyung hacia por las noches, lo que hacia por las tardes, como buscaba maneras de mantener su mente ocupada para no sentirse solo, como buscaba un consuelo en lo que fuera cuando extrañaba a Jungkook, pues Taehyung ya le tenia cierta confianza a PJ, el nieto de la señora Linda, asi que, ¿porque no tenerle confianza el también? - Ya llegamos.

Jungkook miro a su alrededor, y los visitantes, jugaban con la nieve, las montañas eran de nieve, todo lo cubría aquella nieve.
- Oiga, ¿quiere saber donde esta Taehyung? - Jungkook miro a PJ, que apuntaba hacia un chico con una chamarra color hueso, mientras le daba la espalda al resto; respiraba, miraba las nubes y el sol, miraba a lo lejos aquel brillo que proviene de las demás montañas, veía el brillo que tanto extrañaba en la mirada de su menor. - Vaya con el, de seguro lo esta esperando. - Jungkook se quito su gorro, y lo guardo en su bolsillo, mientras miraba a PJ yendo costa abajo, de regreso a las cabañas, así que volvió a ver a Taehyung, que paso unas tres veces su mano por su sedosa cabellera obscura, esa misma que Jungkook recordaba mas corta, pues ahora cubría un poco su nuca. Poco a poco, camino entre la gruesa y pesada nieve, casi hundiéndose con cada paso que daba, sin atraer la atención del resto, pues en ese momento solo eran ellos, Taehyung y Jungkook. Estando a dos pasos detrás de el, se armo de valor.
- T-taehyung... - el nombrado se detuvo a seguir viendo el paraíso ante el, sintiendo como su corazón, se detenía en un instante, para luego latir con fuerza, como si quisiera escapar de su pecho; el aire abandono sus pulmones, y sus pies, no podían moverse, se había quedado congelado ante aquel llamado a su persona.
- J...Jungkookie... - lentamente, se giro al dueño de la voz, encontrándose con una linda fruta azul parlante, que le sonrió, dejando escapar una lagrima cristalina por esos bellos ojos cual venado, esos ojos que Taehyung había extrañado tanto, que anhelaba le vieran de nuevo. - Eres tu.... Eres tu. 
- Tae... - Ambos extendieron sus brazos para recibirse entre si, dejando que su llanto de felicidad los envolviera, tras abrazo, tras leve caricia, para al final, lograr mantenerse las miradas, y fundirse en un beso, que les fue quitando el frío, para inducirlos en un cálido fogón que sus cuerpos emanaban rápidamente.
- Jungkookie... no puedo creer que estés aquí...
- Mi corazón sigue siendo tuyo... en esta vida... y en las demás...
- Jungkook.. - El menor no hiba a desperdiciar mas tiempo, lo un unico que le importaba, era sentir ese sabor a café matutino que los labios de Taehyung le habian regalado cada dia, durante casi mas de 5 años, esos que le recordaban, que solo habían tocado una piel, un corazón, una mente y un cuerpo, que solo lo habían acariciado a el.