HOUSE OF CARDS : Saga

23

Tiempo atrás...

- Son muchas deudas... ¡NO PUEDO PAGAR NADA DE ESTO! - Aquel hombre alto y fornido con el rostro desgastado, caminaba de un lado a otro, estallando en impotencia y molestia, pues con cuatro bocas que alimentar, cinco, contando a la nana de sus tres hijos; estaba al borde de la ruina.

- ¡ESO TE GANAS POR HABERTE CONSEGUIDO UN TRABAJO TAN MEDIOCRE! - Grito su mujer al tope del cólera, mientras que el mayor de los tres hermanos, los miraba desde la puerta de la cocina, con su nana por detrás, viendo como sus padres se gritaban el uno al otro. Seokjin, Kim Seokjin, era el mayor de los descendientes Kim con 18 años, el mayor de Namjoon y Taehyung; el miraba por sus hermanos, quienes apenas comenzarían a vivir la vida, su vida, mas Taehyung, que era un jovensito apenas de 9 años, mientras que Namjoon ya era un hombre casi recto, con 16 años, pues pensaba a su parecer, mejor que sus propios padres.
- Si siguen así van a despertar a mis hermanos nana. - la mujer solo asintió, y lo obligo a retirarse, de ahí, para juntos subir a la habitación que ocupaban los tres hermanos, encontrándose con Namjoon abrazando a Taehyung, quien estaba asustado. - Ven aquí - dijo Jin extendiendo sus brazos para recibirlo, y el menor no tardo en dejarse hacer.
- ¿Ahora porque están peleando? - pregunto Namjoon muy molesto, pues tenia exámenes al día siguiente, y tener problemas a altas horas de la noche no ayudaba.
- Ustedes no se preocupen - dijo la nana Yerim - mientras ellos no crucen estas 4 paredes, ustedes tres estarán a salvo, y yo me encargare de eso, ¿entienden? - los tres asintieron, y Namjoon se unió al abrazo de Jin y Taehyung, pues si , en los brazos de su mayor, era donde mas se sentía a salvo.

Cuando pasaron dos horas, dando las 2 a.m, Seokjin bajo a la sala, pues los gritos y ruidos habían desaparecido, mas nunca escucho a ninguno de sus padres entrar a su habitación, así que con cuidado de no despertar a sus hermanos, y nana, bajo descalzo, encontrándose justo en la escalera, con maletas hechas, mirando a su madre y a su padre arreglar lo que el asumía eran pasajes de viaje.
- ¿Que creen que están haciendo? - ambos adultos, lo miraron con temor, pues estaba muy atento a todos sus movimientos, tanto que le arrebato a su madre el pase de abordar que tenia.- Pase con destino a...¿Grecia? - la señora le quito el pase, guardándolo en su bolso de piel, llamando la atención del menor, que le presto mejor atención a su ropa, y luego a mas maletas detrás de ella. - Que están..
- Jinie escúchame amor - dijo la mujer tomándolo por los hombros, mientras el chico trataba de evitar entrar en pánico. - Eres un buen chico, ¿si? se que tu y la nana Yerim van a cuidar muy bien de tus hermanos, y que Namjoon y ustedes cuidaran de mi pequeño Taehyung...., pero por favor, entiende el sacrificio que hacemos como padres amor... - Jin no dijo nada, alejándose de ella, a lo que su padre también quiso acercarse, pero Jin solo retrocedió hasta quedar en las escaleras de pie.
- Lo único que entiendo, es que están huyendo de sus responsabilidades... son unos cobardes.
- ¡No nos hables de ese modo muchacho insolente, somos tus padres! - ataco su padre, el señor Kim.
- ¡Dejaran de ser mis padres cuando crucen esa puerta! - ambos se quedaron estáticos, pero su padre no rogaría por algo que no tenia caso, mas cuando según el "tenia la razón", así que tomo 4 de las 6 maletas que hicieron, y lo miro por ultima vez, luego miro a la parte superior de la casa, ganando la atención de Jin - estarán mejor sin ustedes, señores. - su padre lo miro mal, y salio de la casa, misma acción que debería hacer su esposa sin mirar atrás, así que solo quería ver por ultima vez a sus hijos, pero Jin se interpuso en su camino. - ¿Tiene dignidad, señora? lárguese.

Su madre, oculto su llanto, intentando besar su frente, pero el solo se negó, a lo que ella mejor tomo las dos maletas restantes, mirándolo desde el marco de la puerta, con un llanto intenso atascado en su pecho.
- Te amo Jin... - entonces al chico solo le quedo ver a su progenitora salir de la casa, en medio de la fría noche, abandonando a sus hijos a la suerte de morir, o que uno de ellos terminara loco.
- Te odio madre.... te odio... - el peso de su dolor termino por hacerlo caer al suelo, llorando en silencio, llorando el regreso de una mujer, de un hombre, de una familia.