Obsesión || Jack Conway y tu [TERMINADA]

3. Operación X

Narra Tanya

—¿Donde está mi camisa? —Doy un leve salto y miro sobre mi hombro.

Es que si un dia va a matarme de un puto susto..

—¿Disculpe? —Comienzo a desvestirme, sacándome la ropa de civil a lo que él se voltea.

—Mi camisa, hace dos semanas te la llevaste y no me la haz devuelto —Recorro su gran espalda con mi mirada, esas camisas le sentaban bien—. ¿Dónde está?

Termino de abrochar los últimos botones y me miro al espejo.

—Bueno, Super... Pasa que se me olvido —Miento descaradamente—, mañana se la traigo sin faltas.

Me mira de reojo, como ya estoy vestida se da la vuelta, acorralandome en los casilleros.
Se saca sus gafas y se acerca tanto a mi que siento su aliento a menta mezclado con tabaco en mi rostro.

—Te llevaste mi camisa favorita, ¿Sabes? —Permaneció allí, mirándome.

—No es mi culpa, tú me diste esa.

—Me importa una mierda, quiero mi camisa devuelta porque te juro que...

—Por favor Conway —Le interrumpo, empujándolo—, No me hable al oído que eso me pone.

Le doy la espalda para concentrarme en mi casillero pero presiona sus dedos en mis caderas, tirando hacia atras hasta que choco contra su torso. Acerca su aliento a mi oido y dice:

—¿Enserio esto te pone?

Lo que veía como una estúpida broma ahora mismo me ha erizado hasta el más mínimo bello de mi cuerpo. Paso saliva por mi garganta Y lo aparto de mala gana, empujándolo más fuerte a lo que él suelta una carcajada.

Mi mirada cae en... ¡Por un demonio, lo que faltaba! Brown mirando de la puerta como si fuera que estuviera follando con mi jefe. De todos los putos agentes, ¿Por qué siempre tenía que ser él?

—Esto no es lo que parece. —Dice rápidamente Conway.

Brown solo pasa su mirada de Conway a mi, y me maldigo al sentir mi cara roja.

—Eh, yo me iré... —Sale de la habitación, siento la mirada de conway sobre mi pero la ignoro.

Guardo mis cosas en la taquilla y a punto de salir de los vestidores. El super me toma de la muñeca, guiandome hacía otro lado.

A la sala de junta para ser más específicos. Y en todo el camino puteé en mil idiomas al gilipollas de Brown y al otro gilipollas que me lleva de la muñeca.

—¿Es necesario? —Digo antes de entrar.

—Y mucho. —Responde soltandome.

Abre la puerta y ahi ya se encuentra al menos siete de los agentes sin contarnos.

Los comisarios; Viktor Volkov, Alexander Ivanov y Greco Rodriguez. Mis colegas inspectores; Gregorio Jiménez y Joel Vega. Y los Subinspectores; Sergio Cruz y... Xavier Brown.

Fulmino al último con la mirada al verlo cuchichear con Cruz, ¿Qué no se iba a patrullar?

El reloj marca las seis de la mañana y todos los presentes se levantan de sus respectivas sillas. Jack camina hasta la punta de la mesa y yo hasta dos sillas antes que la suya, en la derecha tengo a Greco y a mi izquierda a Jimenez.

—Muy bien nenazas. —Impone con su voz, encendiendo el reflector que apunta a una pantalla blanca, mostrando varias imagenes de un antro—. El famoso antro que abrió hace poco oculta algo, Eclipse, detrás del cuarto piso oculta el centro más grande de libertinaje en Los Santos. —Explica.