Obsesión || Jack Conway y tu [TERMINADA]

2.29. Qué pasó?

Narra...

Tomo del brazo a Madelaine pero se niega a venir conmigo, aunque no quiera me obligo, tengo que hacerlo, ya estamos en la misma mierda como para darme de baja.

—No quiero. —Se niega la pequeña y suspiro—. Tu eres malo.

—Shh, no hables.

—Cállate, gilipollas. —Sonrío por debajo del pasamontañas.

«Es igual al viejo»

—Escuchame. —Me acuclillo frente de ella y me saco el pasamontañas, su expresión se relaja e intenta decir algo pero la silencio—. Eres una niña inteligente, haz lo que te diga el hombre.

—Pero ya me lastimo aquí... —Señala su rodilla que tiene un raspón.

—Tranquila, estaré en la habitación de a lado, no te preocupes cuando te agarremos, ¿Va? —Asiente suavemente y aparto sus rizos de su carita.

Quiero decirle más cosas ya que aún se encuentra asustada pero los ruidos de pisadas que se escuchan afuera me obligan a ponerme rápidamente la máscara.

—Tío.. —Alza sus manitas hacia mi y me duele tener que hacer esto.

—Shh, por favor princesa.

Intenta decir algo más pero se adentran a la habitación de un golpe, él que por ahora esta a cargo me la arrebata de las manos y casi al instante me entran unas ganas enteras de matarlo.

«Hay que esperar... puedend dañarla»

Escucho esa voz en mi cabeza y suspiro, caminando a la otra habitación dónde me esperan Horacio y Emilio vestidos con sus respectivos trajes y pasamontaña junto con otros que no son de los nuestros.

Ya mandamos la alerta y solo necesitamos hacer tiempo para que lleguen.

—¡Oye gilipollas, que mi brazito duele! —Escucho la vocecita de Maddie.

Comienzan a hablar sin que yo pueda escuchar algo pero ver a estos dos preparándose para lastimarla me hierve la sangre.

—Tocale un pelo y te mato, hijo de la gran puta. —Por fin se mo oye a Conway.

—Tranquilo, Superintendente, Yo no le haré nada a tu pequeña bastarda. —No tolero lo que esta diciendo y sin esperar la señal pateo la puerta, saliendo—. Pero ellos si...

Uno intenta tomar a Maddie pero lo empujo, tomándola yo para que nadie le haga un daño que no merece.

—Voy a matarte, ¡Toquenla y os voy a matar! —Grita Conway desesperado y me duele por él pero no hay marcha atrás.

A penas cierro la puerta de la habitación no dudamos en bajar rápidamente a los que no son de los nuestros y nos sacamos el pasamontañas.

—¡Tíos! —Maddie se relaja y mira a Emilio que saca un pequeño maletín—. Hola amigo de mi mami.

Horacio prepara la bocina rápidamente y Maddie se tapa los oídos, muy molesta,  al escuchar sus propios gritos.

—¡Yo no grito así!

—Son tus gritos angelito. —Se acerca Emilio y pasa una esponjita con la que pinta suavemente su rostro, dando la ilusión de hematomas.

Grabamos sus gritos de rabieta hace un tiempo y ahora nos estan sirviendo mucho.

—Puf, parece que me golpearon. —Ríe tontamente y Horacio toma su carita entre sus manos.

—Escuchame cariño, debemos hacer algo. —Saca una jeringa preparada y nueva, a lo que Maddie se tensa

—Mmm no me gustas los pinches... —Susurra suavemente y le da un besito en su frente.

—Es para que no te lastimen, angelito. —Le dice Emilio y ya es suficiente como para que extienda el brazo.

Cierra los ojos fuertemente cuando le inyectamos eso y al instante bosteza. Esta droga reduce sus latidos a casi nulos, lo que hace parecer que mi niña esta en otro mundo.

La tomamos con cuidado cuando casi cae, suavemente la dejamos en el suelo de la habitación y...

Me sobresalto al escuchar un fuerte golpe en la puerta, seguido de otro, y otro, y otro, y cada vez golpes más fuertes.

Mierda, Conway salió más rápido de lo que creí.

Nos ponemos el pasamontañas rápidamente y apenas nos da tiempo a huir ya que Conway tira la puerta abajo en busca de lo que le pertenece.

Logramos salir rápidamente deshaciendonos de los aliados de Jacob Smith y por una salida secreta salimos al aire libre.

A los lejos se ven las sirenas de los policías.

Se acabó...

Por ahora...

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