Narra Tanya
Parpadeo varias veces para acostumbrarme a la luz blanca que viene de la ventana de a lado de mi camilla.
Estoy en una habitación blanca y hay una cortina que divide mi camilla con la que está del otro lado, y por lo que se puede apreciar con el reflejo, hay alguien allí.Presiono un botón rojo que hay a mi derecha y al minuto una enferma se adentra a la habitación, tomando mis signos vitales.
—Es usted una mujer muy fuerte, Señorita Morgan. —Me anima y le sonrio débilmente—. El superintendente debe despertar en unos minutos.
—¿Superintendente? —Ella asiente—. ¿Qué ocurrió con él?
—El disparo que recibió en el abdomen los atravesó a ambos. —Explica—. Él despertó hace dos días.
—¿Y hace cuánto qué estoy aquí?
—Diez días. —Ahogo una mala palabra en mis cuerdas vocales y suspiro, cubriendo mis ojos con mi antebrazo.
—¿Cuándo puedo irme?
—Apenas desperto, señorita Morgan. —Hago una mueca cuando cambia el suero—. Lo ideal es tenerla en observaciones hasta que la herida en el abdomen cicatrice. —Asiento—. Afortunadamente la bala no tocó ningún órgano vital lo que es un milagro, pero si perdió mucha sangre. Además que entro en un estado de shock, golpeando su cabeza contra el pavimento.
Saca la gasa que tengo en la frente y hago una mueca, aún duele.
—Las cortaduras en los brazos ya mejoraron y solo hay que poner un antiinflamatorio para los golpes en la espalda. —Me explica—. Es usted muy fuerte, señorita.
—Lo dudo... —Sonrio sin ganas y me extiende un vaso de agua, el cuál tomo rápidamente para luego agradecer.
Termina conmigo y camina hacía el otro lado de la cortina.
—¡Buenos días, superintendente! —Saluda muy animada—. ¿Adivine quién...?
—Me suda la polla. —Responde de mala gana, interrumpiendo a la enfermera—. Quiero irme.
—No seas maleducado, abuelo. —Digo con dificultad.
—Ya era hora de que despertarás. —Lo escucho decir.
—Lo dice el que despertó hace unas horas.
—Dos días. —Me corrige.
—Es lo mismo. —Cruzo mis brazos sobre mis tetas.
Lo siguiente que escucho son sus puteadas y sus ganas de irse, trata mal a la pobre enfermera y cuando sale solo le sonrio con pena ya que el que está detrás de la cortina me da vergüenza ajena.
—Te comportas como un puto niño, uno que hace rabietas cuando no obtiene lo que quiere.
—¿Y tú qué coño sabes lo qué quiero?
—Era una metáfora. —Pongo los ojos en blanco.
«Enserio es insoportable»
—Por cierto, tu novio vino a verte. —Dice de mala gana, bueno, ese es tu tono de siempre.
—Greco no es mi novio.
—Ese gilipollas no, vino tu Moreno sexy. —Frunzo el ceño, confundida.
—No tengo ningún moreno sexy. —Le resto importancia.
—¿Ah no? —Niego aunque no me este viendo—. Pues el capullo que venía a llorarte cada que podía diciendo que te quería dice lo contrario.
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Obsesión || Jack Conway y tu [TERMINADA]
Fanfiction-No voy a volver a revolcarme contigo, eres mi jefe. -Le recuerdo cruzando los brazos sobre mis pechos. Me jode su descaro cuando baja la mirada a ellas. -¿Te niegas sabiendo que te di el mejor orgasmo de tu puta vida? -Okey también me jode su ego...