Obsesión || Jack Conway y tu [TERMINADA]

25. fucking drugs💊🤙🏻

Narra Tanya

Abro mis ojos, mareada, y miro como mis manos tiemblan, ¿Por qué despues de mucho tiempo el sindrome de abstinencia volvía? ¿Por qué justo ahora que estaba tan bien? ¿Y por qué precisamente en la comisaría?

Miro el reloj de mi movil que marca las 03:14 AM, hace tres horas que estoy  escondida en el baño, llorando e intentando reprimir mis ganas de ir a la sala donde guardan la droga y aspirar todo lo que haya en esa puta habitación.

Agarro el movil otra vez y marco a mi hermano. Un pitido, dos pitidos, tres pitidos.

—¿Hola? —Pregunta Adormilado.

—Thomas... —Musito intentando aclarar mi voz de las lágrimas.

—¿Tanya? ¿Que pasó? ¿Donde estas? ¿Estas bien? —Comienza a atacarme con sus preguntas.

Rompo a llorar sin poder aguantar más y lo escucho maldecir un poco, preocupado.

—Ven por mi... —Tengo un hipido a causa del llanto—. No creo que aguante más...

—¿Donde estás?

—En comisaría. —Informo y cuelga el móvil.

Lo más seguro es que aparezca aquí en menos de diez minutos
Salgo de uno de los baños y lavo mi rostro en el lavabo, respirando hondo varías veces.

No sé dónde mierda esta Jack y no me interesa, lo último que vi fue que estaba besándose con Paola a través de las cámaras del patrulla y sinceramente no quise ver más.

—Oh, Hola Tanya —Saluda Horacio al entrar al baño—. Se que pasaron algunos días pero Viktor sigue jodiendo con que Qué son con Conway. —Rie tontamente pero deja de hacerlo cuando me ve, preocupado—. ¿Estás bien?

Asiento rápidamente y con mi mano hago un ademán de que se vaya. Me conozco, conzco lo que soy en este estado y no quiero que me vea así.

—Tanya...

—No. Vete de aqui Horacio. —Limpio mis lagrimas, no quiero desquitarme con Él—. Por favor...

—¿Puedo ayudarte? —Niego otra vez.

—Horacio vete de una puta vez. —Apoyo mis manos en el lavabo y siento una mano en mi hombro, acariciando.

—Tranquila, Tanya...

Los recuerdos llegan como un balde de agua fría, levanto la mirada y no veo a Horacio, veo al hombre que me arruinó. Lo abofeteo con todas mis fuerzas, logrando que el rostro se voltee, y justo en ese momento esa imagen desaparece, dejando ver a Horacio.

Toca su nariz que comienza a brotar sangre y no puedo evitar soltar más lágrimas.

—Lo siento... —Digo entre hipidos—. Creí que eras... —Niego repetidas veces.

—Tranquila, Tanya, Respira ¿Si? —Dice y asiento—. ¿Por qué no intentas...?

—Mi hermano vendrá a buscarme —Limpio con papel mis lágrimas—. Anota mi hora de salida por mi, por favor.

Salgo rápidamente sin despedirme y bajo los peldaños de la acera, sintiendo como el aire frío choca contra mi piel y llena mis pulmones.

Casi a los segundos el auto de Thomas aparece en frente de mi y lo veo salir, corriendo hacia mi dirección.

Me fundo en sus calidos brazos cuando los envuelve alrededor de mí mientras me dice que todo estará bien y no puedo evitar llorar otra vez.

Me mete al coche y maneja durante varios minutos donde yo solo me recuesto en el asiento, abrazándome a mí misma.