Adeline parecía estar muerta en vida, su apariencia no era la mejor, pero se esforzaba cada día para darle la mejor cara a sus hijos. Pese a que estaba embarazada, de casi tres meses, estaba más delgada, su rostro tan pálido como la cera y unas ojeras muy marcadas. Ni siquiera su pelo la acompañaba.
De igual manera la vida seguía, tan triste y deprimente como el último mes.
Se encontraba en la cocina preparando unos sándwiches para sus hijos, eso era lo mejor que podía hacer por ellos, alimentarlos; los niños estaban encantados con comer todo el día. Salió con una bandeja al jardín para que comieran al lado del lago, pero cuando pasó por el salón la chimenea sonó.
Casi se le cayó la bandeja cuando se dio cuenta que era Theo. Él la quedó mirando con timidez, nervioso y triste, no pudo evitar estarlo al darse cuenta lo deprimida que se veía Adeline. Ella en cambió se quedó unos segundos paralizada, sin ni siquiera respirar. No podía creer que lo estaba viendo.
-Yo... yo sólo vine a traer esto -dijo, levantando unas pociones -son para Eleanor.
Claro, era previo a la luna llena por lo que Eleanor tenía que beber su poción matalobos, y como era de costumbre, Theo siempre se las hacía.
-¿Crees que estaba esperando a que las trajeras? -preguntó Adeline con ironía -puedes quedártelas, ya le hice unas y ya tomó su dosis de hoy.
Theo asintió lentamente y se quedó ahí.
-Adeline...
-No hables...
-Lo siento -volvió a repetir -Sé que nada de lo que yo te diga va a hacer que me perdones, pero debes saber que realmente lo siento.
-No lo sientas -murmuró -de todas maneras esto tarde o temprano se iba a terminar, cuando dejas de querer a las personas inevitablemente se alejan.
-Yo no te dejé de querer -repuso Theo inmediatamente.
El labio de Adeline tembló levemente y miró unos segundos hacia la bandeja que aún sostenía. Es que podía estar odiándolo, pero su corazón aún latía fuerte cuando el decía cualquier cursilería, hasta las más baratas.
-Eso jamás... -murmuró.
-Quiero que te vayas...
Pero en ese momento, la puerta se abrió y entró Sirius junto a Lizzie corriendo, ambos sucios como dos monitos de selva. Cuando vieron a Theo sus ojos se abrieron como platos para gigantes y corrieron a abrazarlo, como si no lo hubieran visto en años. Bueno, ya hace casi un mes que no lo veían, era comprensible.
-¡Papá! -gritó Lizzie.
Theo se agachó a abrazarlos.
-¿Ya volviste de tu viaje? -preguntó Sirius, que tenía todas sus rodillas rasmillas por subirse a los árboles.
-Sí -respondió Theo -volví.
-Papá no se quedará en casa -les dijo inmediatamente Adeline -él aún tiene cosas que hacer.
Aún no sabía cómo explicarles que su padre no iba a volver, ni siquiera supo explicarles bien porqué razón se cambiaron de casa.
Los niños hicieron una mueca, pero Sirius inmediatamente tomó del brazo de su padre.
-¿Vamos a jugar? -preguntó, aunque ya lo estaba arrastrando a la salida -tengo un super truco que mostrarte.
Theo miró a Adeline, como si le estuviera pidiendo permiso para ir a jugar con sus hijos. Adeline simplemente asintió con un movimiento de cabeza.
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Líos de amor de una Malfoy [Harry Potter/Theodore Nott] TERMINADA
FanficTheodore Nott/Harry Potter Aurora Malfoy - Yo te amo...pero sé que tú lo amas a él-nunca había visto sus ojos tan tristes. Desde el primer momento sintió una conexión especial con Theodore Nott, pero nunca pensó que se sentiría atraída por el mayor...