Cartas Al Viento

50 3 49
                                    


Fandom: Kuroshitsuji

Personajes: Sebastian Michaelis, Grell Sutcliff, Ciel Phantomhive

Sinopsis: Ella confía en que sus palabras, aunque escritas sobre papel, alcancen alguna vez su frío corazón. El jamás aceptará un sentimiento para el que no fue creado.

Advertencias: AU. Canonverse. OoC. Hanahaki Disease. Obsesión.

Londres, Inglaterra

—Buenos días, joven amo...

Saludó con casi entrenada cortesía el hombre de cabello negro al ras del cuello y ojos carmesíes antes de dejar sobre la mesa de desayuno una pequeña bandeja con tres sobres cerrados. Como le era también habitual –después de todo, era parte de su deber-, tomo las tres cartas, abriendo apenas ligeramente los ojos al darse cuenta de que solo dos de ellas tenían el sello correspondiente de su remitente. Ambos, de Su Majestad, la Reina Victoria, por lo que Sebastian Michaelis supuso que la soberana tendría una nueva misión que asignar a su 'Perro Guardián'. Por lo tanto, e ignorando, al menos de momento, la tercera carta, abrió la primera de las otras dos, encontrando simplemente una invitación especial a una gala en el Palacio de Buckingham. El motivo de la misma; el venidero aniversario de la asunción de Victoria a la Corona Británica. La segunda, y como no podía ser de otro modo, era una carta de Su Majestad. Sebastian estaba a punto de inclinarse para retirarse y continuar –o comenzar- sus tareas, cuando el joven heredero de ya 18 años, cabello color índigo al ras del cuello y ojos azul cielo le inquirió, con una ceja visiblemente arqueada, si no había olvidado algo. En ese momento, Michaelis recordó la tercera carta y decidió finalmente abrirla. La sola expresión –por demás extraña- en el rostro de su mayordomo le dio al joven Phantomhive la pauta de que no debía de tratarse de algo precisamente común. Rara vez había visto a Sebastian casi ensimismado en una simple hoja de papel, como si algo le hubiese llamado la atención.

— ¿Sería demasiado pedir que te explicaras al respecto?

Ciel arqueó una ceja mientras se incorporaba, como le era habitual, recargando su cabeza sobre el dorso de su mano izquierda sosteniéndose en su codo sobre la mesa. Casi en una actitud hastiada, aburrida. Su mayordomo solo lo miró por largos segundos, pero sin fijar sus ojos rojos en los azules del menor, antes de responder finalmente que no creía que fuera algo importante. Considerando que quien la había enviado ni siquiera se había molestado en sellarla.

—Aunque, si lo desea, puedo investigar de todos modos...

—No; olvídalo... -respondió el menor —Solo dime, ¿qué hay en el itinerario para hoy?

Sebastian suspiró profundamente antes de explicar las actividades que tendrían ese día. Acto seguido, se inclinó, anunciando que iría a dar las indicaciones pertinentes al resto de la servidumbre. A lo que Phantomhive solo respondió asintiendo quedamente.

Finalizadas las asignaciones de tareas, y aunque aquello no era una práctica habitual en él, siquiera cuando era el momento adecuado, el mayordomo se retiró a su habitación. Tomó la carta que guardara en la solapa de su saco y la abrió nuevamente, mientras tomaba asiento junto a la ventana, aun cerrada. Le tomó apenas un par de segundos darse cuenta de que se trataba la carta tan solo con leer la primera línea. Lo que no esperaba era que tales palabras no estuviesen dirigidas a su amo, sino, en realidad, a él mismo. Aunque, a medida que avanzaba en la lectura, supo que no podría haber sido la prometida del joven Phantomhive, Elizabeth Midford, quien escribió aquello, puesto que estaba expresado, dicho abierta y literalmente, en términos Dantescos*. Lo cual, si bien era ciertamente poético, no era exactamente romántico como para dedicar tales palabras a un ser amado. Menos aún, por parte de una dama noble. Es decir, ¿quién, en su devoción por otra persona, hablaría siquiera de manera metafórica de tomar su alma? Sin mencionar que, a pesar de saberla una muchacha sumamente culta aun a sus jóvenes 18 años, Michaelis no imaginaba, siquiera en el más surrealista de todos los escenarios, que Elizabeth dedicara tales palabras a su amo Ciel.

Anime One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora