Fandom: Kuroshitsuji
Título: El Color De La Muerte
Ship: GrellxSebastian
Personajes: Ciel Phantomhive, Elizabeth Midford
Sinopsis: Ni Sebastian, ni mucho menos el Conde Phantomhive creyeron encontrarse alguna vez ante una situación semejante. Principalmente, considerando que el mayordomo era un demonio. Sin embargo, una fatídica mañana, Ciel descubrió que Michaelis podía en efecto caer presa de algo tan humano como la enfermedad. Esta, sin embargo, no se parecía remotamente a ninguna de las que hubiera escuchado. A diferencia de su mayordomo.
Advertencias: AU Canonverse. Mención implícita de escenas del manga original. OoC. Angst. Romance. Alusión a hechos históricos.
Calles de Londres
Sebastian Michaelis, el mayordomo del Conde Phantomhive, había salido esa madrugada, aun bajo la intensa tormenta que sacudía Londres, después de recibir, a través de una misiva por parte de uno de los guardaespaldas/mayordomos de la Reina Victoria, una curiosa misiva en la que, en primer lugar, le advertía de una serie de extrañas muertes que se habían producido de manera imprevista en los últimos días. Y cuyas víctimas no habían sufrido lesión alguna al momento de su deceso; además de que eran, principalmente, sanos, sin antecedente alguno de enfermedad propia o hereditaria. Por otra parte, Charles Gray le había pedido expresamente en la carta que no informara a su amo respecto de la misma, o de la razón de esta y, en cambio, llevara a cabo la investigación completamente a solas. Esa fue la única orden –si podía llamarle así- que el demonio de cabello negro y ojos carmesíes decidió ignorar. No mencionaría una palabra a Ciel, aun cuando en cierto modo eso implicaba violar una de las condiciones de su contrato. Sin embargo, tenía la impresión de que no podría resolver esa situación por su cuenta. No esta vez.
Y allí se encontraba entonces, caminando por las oscuras y estremecedoramente silenciosas calles londinenses, seguido muy de cerca, aunque no precisamente acompañado por su 'compañero de investigación'. Irónicamente, se trataba de un ser más que una persona al que había detestado por lo que llevaba de existencia, simplemente por su deber. Sacudió la cabeza, dejó escapar un hondo suspiro y alzó la mirada carmesí al techo donde se encontraba Grell Sutcliff, como no podía ser de otro modo, cargando su guadaña sobre su hombro. Cuando el Shinigami de larga cabellera carmesí, piel pálida y curiosos ojos verde-amarillentos reparo en ello, bajó rápidamente del techo, colocándose a un lado del demonio, sin que este atinase siquiera a apartarla. Sin embargo, y apoyando una de sus manos en el brazo del Shinigami cuando este se recargó ligeramente sobre su hombro, Michaelis le ofreció una escueta sonrisa y afirmó:
—Habrá tiempo para eso cuando acabemos aquí, Grell...
El pelirrojo lo miró con sus ojos verdes brillosos, con un gesto esperanzado en ellos.
— ¿Hablas en serio?
—Sabes que no puedo ni debo mentir. A nadie... Aunque creo haber comprado un boleto al Octavo Infierno* con el joven amo...
Ninguno de los dos mencionó una palabra más después de ese breve intercambio y, en cambio, continuaron su camino.
Les sorprendió no escuchar ningún sonido, siquiera alguna ave o alimaña por el estilo rondando el área, aunque decidieron ignorar por completo esa situación. No negarían, sin embargo, que aquello no era en absoluto normal en Londres, siquiera a tan altas horas de la noche. Pasadas otras dos horas sin rastros del posible motivo de aquellas muertes, o de nuevas víctimas, pensaron en desistir de su búsqueda, al menos de manera temporal. Sin embargo, en ese preciso instante y gracias a su oído naturalmente agudo, Sebastian captó un sonido intermitente, pero aun así perfectamente audible, al menos para él. Este, sin embargo, parecía provenir de un sitio alejado de donde se encontraban, por lo que, esta vez, decidió recurrir a su visión igualmente aguda. Y que incluso le daba la facultad de ver a distancias imposibles para el ojo humano**. Abrió sus carmesíes en un gesto de genuino asombro, y por qué no estupor, al descubrir que el sonido que escuchaba eran gritos infantiles, mezclados con voces adultas que parecían exclamar improperios. Por otra parte, descubrió además que estas últimas provenían de una turba de adultos furiosos, en su mayoría hombres, con antorchas en sus manos. La risa por demás estrepitosa del Shinigami, de pie a un par de pasos del mayordomo, provocó que este voltease hacia él con una ceja arqueada.
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Anime One-Shots
FanfictionNuevo libro de one-shots (y algunos two-shots) sobre el universo anime. AU y Canonverse.