Fandom: Kuroshitsuji
Título: Mas Que Su Protector
Sinopsis: Sebastian no estaba seguro que pensar al respecto. Sin embargo, en ese último tiempo, una duda había crecido en su mente. ¿Podría seguir viendo al Conde simplemente como su amo?
Ship: CielxSebastian
Personajes: Elizabeth Midford, Madame Red, Grell Sutcliff
Advertencias: AU Canonverse. Leve Angst. Fluff. OoC. Relación Demonio-Humano. Yaoi. Fantasía. MPreg.
Mansión Phantomhive, dos días después...
—Sebastian...
Llamó el Conde Phantomhive, como si no quisiera estorbar el descanso del hombre recostado sobre la cama perfectamente tendida. Quien, además, mantenía sus ojos cerrados y una expresión sumamente relajada en sus pálidas facciones. En otras palabras, a la vista de cualquier mortal ordinario, parecía estar plácidamente dormido. Sin embargo, el joven de cabello índigo era plenamente consciente de que, aunque pareciera en reposo, el demonio estaba despierto. Aunque no podía reprocharle que no hubiera siquiera atinado a moverse un milímetro durante las dos horas que llevaba sentado a su lado. En realidad, no había hecho más que emitir algún que otro quejido casi inaudible en los últimos dos días. Después de todo, y si algo semejante era posible en un ser de su naturaleza, había tenido lo que Phantomhive solo podría describir como una experiencia cercana a la muerte. Sonrió con una mezcla de tristeza y melancolía mientras continuaba velando el sueño, o el descanso, de su mayordomo. Michaelis había estado ahí para él desde que solo era un niño, aun a pesar de sus propósitos quizá –o, más bien, ciertamente- siniestros para ello en un principio. Ahora era su turno de 'devolver el favor'; aunque el demonio jamás lo admitiera como tal. En otras palabras, aunque considerara su persona, por así decirlo, indigna de tal privilegio. Sebastian abrió lentamente los ojos para luego incorporarse, aun con cierta dificultad. Sentía una ligera sensación de aturdimiento y una especie de latido constante en su sien izquierda que parecía dificultarle la visión de manera esporádica, aunque por demás evidente, lo que llamó la atención del Conde. Más aun cuando el demonio intentó incorporarse como si fuera a salir de la cama.
—Espera... —indicó el hombre de cabello índigo con calma, apoyando sutilmente sus manos en los hombros del pelinegro —No te muevas; pediré a Mey-Rin que prepare un poco de té, pero quédate quieto, por favor. Aun necesitas reposo...
Michaelis no estaba seguro si verdaderamente el hombre frente a él era su amo. No es que lo creyera alguien desinteresado por quienes trabajaban a su cargo. No lo era; a pesar de su actitud, en ocasiones, demasiado estricta. Sin embargo, no podía culparlo; él actuaba de manera similar en ocasiones. Lo que verdaderamente le llamaba la atención era que se preocupara de tal modo específicamente por alguien como él. A veces tenía la impresión de que Phantomhive había olvidado por completo las circunstancias de su eventual contrato. Sintió de pronto una ligera punzada de dolor en su mano izquierda e instantáneamente alzó la mirada al hombre frente a él.
—Deberías guardar tus pensamientos para ti mismo en ocasiones... —dijo el Conde, ofreciéndole una sonrisa apenas sutil —Puedes ser absurdamente predecible a veces, ¿te lo he dicho?
Sebastian suspiró. En ocasiones maldecía el giro inesperado que había dado lo que en un principio debía de ser un contrato con el simple fin de obtener el alma de Ciel a cambio de su ayuda. Un nuevo suspiro escapó de sus labios. Abrió enormemente los ojos al caer en la cuenta de que había llamado a su amo por su nombre, aun en sus pensamientos. Se llevó una mano a la sien como si de pronto le hubiera invadido una intensa jaqueca (lo que posiblemente fuera cierto) y, sin volver la mirada a su amo, le pidió, prácticamente en un susurro inaudible, que se marchara. Disculpándose incluso si había sobrepasado sus límites. Ciel estuvo a punto de preguntar que estaba sucediendo. Sin embargo, y sacudiendo la cabeza, afirmó que tal vez estaba aún demasiado cansado y el solo estaba interrumpiendo su reposo. Antes de marcharse, volvió a recordarle que pediría a su sirvienta que le llevara una taza de té en unos instantes. Curiosamente, no recibió respuesta de Michaelis, quien parecía absorto en sus pensamientos. Una vez que se supo completamente solo, es decir, que ni siquiera podía percibir la presencia del Conde en los pasillos, se cubrió el rostro, al tiempo que una sensación muy poco familiar de calor se apoderaba de su rostro. ¿Qué diantres estaba sucediendo con él?
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Anime One-Shots
FanfictionNuevo libro de one-shots (y algunos two-shots) sobre el universo anime. AU y Canonverse.