Anime One-Shots

Dulce Veneno

Especial Regalos de San Valentín

Para: Liz Leyva Mariscal

Fandom: Kuroshitsuji

Título: Dulce Veneno

Ship: GrellxMadam Red, SebastianxMadam Red

Songfic: Canción – The Rose (La Rosa) – Bette Midler

Prompt: "La canción que está atorada en la cabeza de tu alma gemela también estará atorada en la tuya."

Sinopsis: Grell Sutcliff, tenor principal de la Orquesta Filarmónica de Londres, ha estado enamorado de la directora de la orquesta, Ange­lina Durless desde que se conocieron, cuando aquella mujer de cabe­llos y ojos rojos llegó a la ciudad desde Berlín, Alemania. Sin em­bargo, asimismo, Angelina jamás podría corresponderle, puesto que su corazón tenía dueño. Su pianista.

Advertencias: AU con leve Canonverse. Vidas Pasadas. Soulmates. Música. Genderbending. Posi­ble Triángulo Amoroso. Amor no Correspondido. Angst.

Notas: En esta versión, aunque no modificaré nada de su apariencia, naturalmente andrógina, Grell Sutcliff será hombre.

Algunos dicen que el amor es un río
Que ahoga la tierna caña
Algunos dicen que el amor es una navaja
Que deja tu alma sangrar

Algunos dicen que el amor es un hambre,
Una necesidad dolorosa sin fin
Yo digo que el amor es una flor
Y tú, su única semilla

Royal Festival Hall, Londres, Inglaterra

Una ovación se oyó de punta a punta en aquel salón de conciertos. Uno de los cinco salones existentes en la capital británica destinados a tal fin. Los miembros de la orquesta e invitados de esa noche se acercaron al centro del escenario para el saludo final y, tras recibir una nueva ovación, el enorme telón color azul noche se cerró frente a ellos. Los aplausos y vítores, sin embargo, se oyeron por largos minutos después de eso. Cuando estos cedieron, Angelina Durless, la esbelta y hermosa y elegante directora de la orquesta, de cabellos lacios hasta los hombros y ojos de idéntico tono carmesí dirigió la mirada al único miembro del grupo que acostumbraba mantenerse apartado del resto después del saludo final. Cuando Sebastian Michaelis, el pianista, ligeramente más alto y esbelto que Angelina, de cabello negro, piel pálida e intensos ojos carmesíes se percató de ello, le devolvió una sonrisa apenas sutil. Aquella actitud no escapó a la observación del hombre de pie a la izquierda de la Señora Durless. Su tenor principal, Grell Sutcliff. Sin embargo, y como cada no­che, decidió que lo mejor sería guardar sus pensamientos para sí. No podía culpar a aquel pelinegro británico por haberse enamorado de una mujer sin corazón. Porque Sebastian no había sido su primer hombre; él había pasado diez años junto a Durless antes de la llegada del pelinegro. Y aun así, no podía culparlo de robar a su único amor.

— ¿Sutcliff? ¿Acostumbras perderte en tus pensamientos a menudo? Me recuerdas a alguien para quien solía servir...

Grell miró a Michaelis con una expresión de genuina confusión en su rostro. Imaginaba que, como cualquier persona en su posición, no debió haber dedicado toda su vida a ser concertista. Nadie allí, excepto por An­gelina, era exactamente noble de hecho. Por otra parte, sin embargo, el pelinegro no era alguien que hablara tan fácilmente de su vida privada. Sin poder evitarlo, preguntó si acaso había tenido que servir justamente a la nobleza antes de unirse a la orquesta. Sebastian sonrió, señalando que no estaría en la orquesta de no haberlo hecho alguna vez. Considerando que era simplemente un pianista aficionado, aunque no lo pare­ciera ahora. Suspiró y, tras un par de segundos, explicó que, de hecho, había sido mayordomo y guardaespaldas, por así llamarle, del único so­brino de Angelina. Un Conde actualmente de 23 años, casado con la joven a la que fuera prometido a sus 10 años. Sutcliff arqueó una ceja.