Ocasiones Especiales

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Desafíos Semanales

Repesca: Genero No Literario

Fandom: Kuroshitsuji

Título: Ocasiones Especiales

Personajes: Sebastian Michaelis, Ciel Phantomhive, Elizabeth Midford

Sinopsis: Él deseaba demostrar su aprecio por su 'joven ama' de alguna manera. ¿Y qué mejor que obsequiarle un dulce y delicioso presente de cumpleaños?

Advertencias: Fluff. OoC. AU.

Mansion Phantomhive

—Sebastian, ¿sucede algo? Es extraño verte tan ansioso. En serio comienzas a preocuparme...

El mayordomo de figura esbelta, cabello negro a la altura del cuello, piel pálida y ojos carmesíes no acostumbraba ignorar a su amo. En esa ocasión, sin embargo, había algo que ocupaba por completo su atención. En tan solo tres días sería el cumpleaños número 24 de su nueva ama, por así decirlo, puesto que Elizabeth Midford había contraído matrimonio con Ciel Phantomhive. Y él deseaba preparar algo especial para ella. Jamás le había sucedido algo semejante; hasta que conoció a la joven pareja. Mejor dicho, hasta que hizo el contrato con el Conde y, eventualmente, fue presentado a Elizabeth y su familia.

—Sebastian... —la impaciencia del hombre de cabello índigo al ras del cuello, piel clara y su único ojo visible color azul cielo era ya palpable — ¿Estás escuchando?

El demonio mayordomo pareció reaccionar en ese momento y, dejando escapar una exclamación de asombro, giró en dirección del Conde, inclinándose ante él con un gesto, en cierto modo, afligido en su rostro pálido.

—Lo lamento, joven amo... —se excusó Michaelis, al tiempo que se inclinaba aún más frente al menor –Debo ser sincero con usted; sabe que no puedo mentirle. He estado... algo preocupado últimamente...

Ciel se alarmó levemente, imaginando que la preocupación en el pelinegro estaría relacionada con algún problema de los que solían atender por orden de la Reina Victoria. Aunque, por otra parte, Su Majestad no lo había notificado respecto de algún hecho fuera de lo común en los últimos tres días. Hizo un movimiento con su mano, pidiendo al mayordomo que se pusiera de pie y, cuando este obedeció, le pidió que se explicara. Una gruesa gota de sudor resbaló por su sien mientras la vena sobre la misma sobresalía apenas sutilmente al escuchar sus razones:

— ¿Qué cree que le agrade más a Lady Elizabeth, perdón, a la Condesa, para su cumpleaños?

Ciel se armó de paciencia para no levantarse de su sillón y voltear el rostro del demonio de una bofetada. No recordaba la última vez –si es que tal cosa había sucedido antes— que le había preguntado una estupidez semejante. Por otro lado, debía estar realmente perdido como para no haber puesto ya manos a la obra al respecto. Su esposa era una mujer absurdamente golosa; cualquier postre que preparara Sebastian, o que incluso comprara en alguna panadería al pasar, sería de su agrado. Aunque prefería mil veces que fuera su mayordomo quien le cocinara. Se llevó una mano al mentón en un gesto pensativo y, al cabo de unos minutos, su ojo azul cielo se clavó en los carmesíes demoníacos y dijo, ofreciéndole una sonrisa al pelinegro:

—Ella me ha dicho en varias ocasiones que jamás ha probado Selva Negra o Red Velvet... ¿Sebastian?

El mayordomo ya se había marchado, apenas su amo terminó de hablar. Ciel dejó escapar un hondo suspiro y sacudió la cabeza, preguntándose aun el motivo de tan rara actitud por parte de Sebastian. Es decir, el pelinegro había ya resuelto sus dudas. Sin embargo, eso no significaba que no estuviera sorprendido aun.

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