Capítulo 57: Confiando a ciegas

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Hajime y Nagito se conocieron en verano y actualmente son novios en esta estación, pero el encuentro que estaban teniendo en ese momento, causaba mucho más pánico que su primer encuentro contra la vida y la muerte.

Nagito ya había perdido sangre frente a Hajime e Izuru más de una vez, pero ahora, había algo diferente, algo que hacía que la sangre compartida de ambos se congele al ver el cuerpo pálido y manchado de rojo.

Se lo había prometido, hace tan solo unas horas Nagito Komaeda prometió estar para ambos y ayudarlo, acompañarlo.

Pero eso no podía ser posible.

Izuru siguió observando de pie en la entrada del baño, su análisis fallaba, como si lo que viera fuera todo un error en su programación. No fue hasta que el grito de Hajime lo sacó de su estado, devolviéndolo a la realidad.

"¡AAAH! ¡NAGITO! ¡MUÉVETE, IZURU. HAZ ALGOOO!"

No necesitaba la orden, iba a hacerlo, solo necesitaba que alguien lo sacara de ese estado. Corrió hacia Nagito y lo tomó entre sus brazos. Lo sacudió levemente; sin respuesta. Agarró su muñeca y se fijó en el pulso; si hay.

Puso su oído en el pecho del albino y pudo oír un extraño ritmo cardíaco acelerado. Fijándose de mejor forma, notaba la lenta respiración del suertudo y como sus mejillas estaban rojas.

Sudaba, fruncía el ceño, y sus párpados se movían de forma muy sutil, como si los ojos debajo se movieran.

Fue entonces cuando Izuru pudo comprender la situación con mayor claridad. Movió el cabello de Nagito y observó la zona del sangrado, había un gran moretón en el cuero cabelludo y una gran hinchazón. Levantó la vista y vio como el lavabo tenía una forma que coincidía con la forma del moretón.

Tienes el peor estado de salud que haya visto en ti — le dijo mientras lo cargaba. Agarró una toalla y con ello le tapó la zona del golpe mientras caminaban hacia la cama —. Esto era lo quería evitar, pero todos aquí son tan inútiles que no se dan cuenta de algo tan evidente.

Izuru no era un médico, tenía tanto conocimiento pero nunca puso algo a prueba más allá de cerrar heridas de bala, curar resfriados, o nutrir el cuerpo para no morir del exceso de trabajo. Cargó el cuerpo con delicadeza y lo dejó recostado en la cama, fue ahí donde el albino despertó levemente, abriendo sus ojos con demasiada pesadez.

—Hajime... — murmuró —, esto no es nada. Vete..., déjame solo.

No soy él. Y además, ¿crees que soy capaz de dejarte a tu suerte cuando ya estoy aquí, preocupado?

—Vete..., la academia no lo va a tolerar.

Yo no vivo para la academia, yo tomo mis decisiones y decidí venir.

—N-No... — de repente, los ojos del suertudo se empezaron a llenar de lágrimas — L-Lo siento, es mi culpa.

No llores, vas a seguir obstruyendo la entrada de oxígeno con tus mocos — nuevamente entró al baño, cortó unos pedazos de papel higiénico y con ello, caminó hacia la cama otra vez y le limpió la nariz la Nagito —. Larga.

Y así Nagito hizo caso, sopló con su nariz y largó algunos mocos. Izuru tiró el papel al suelo cuando terminó y se levantó.

Te llevaré al hospital.

—¡N-No...!

Tienes la peor gripe que haya visto, ahí te tratarán con calmantes, analgésicos, y demás antibióticos que te curarán en uno o dos días.

Pretty Normal Student [Komahina/Hinakoma] © nommedDonde viven las historias. Descúbrelo ahora