El sonido de unas llaves se hizo presente en aquel oscuro pozo donde todas las desgracias ocurrían. Detrás de aquel hombre, habían dos personas: Mikan Tsumiki y Nagito Komaeda.
El hombre se limpió el sudor de los nervios y abrió la puerta de la habitación de Hajime, donde este se encontraba tal como lo habían dejado la ultima vez, solo que en esta ocasión, Hajime tenía las mejillas hundidas y su piel mucho más pálida de lo normal, junto con su cabello castaño tan largo que tocaba el suelo.
—Fue abandonado luego del incidente con el director, por lo que puede que esté casi muerto... — explicó el hombre, nervioso.
—Tsumiki-san — Nagito le hizo una seña.
—¡S-Si! — ella inmediatamente lo captó y corrió hacia Hajime, donde enseguida comenzó a tratarlo.
—Estaremos aquí viendo el estado de Hajime hasta que pueda despertar — explicó Nagito al hombre —, lo cuidaremos un rato y nos iremos.
—Recuerda que aunque el director te haya dado permiso de esto, tienen solo treinta minutos de visita y luego deben irse todos. Sin excepción.
—Si, si, gracias por el recordatorio.
El hombre se dio media vuelta y se marchó, pero no demasiado, no debía perderlos de vista. Nagito entró a la habitación y cerró la puerta, quedando ahí solo con Mikan y Hajime, el cual este último estaba casi irreconocible, se veía casi muerto, pero de alguna forma, había logrado subsistir. Sus músculos ya no eran los que Nagito recordaba. Aquellos brazos fuertes en los que alguna vez se sintió protegido, estaban tan delgados que parecía ser fáciles de quebrar si les tirabas algo pesado encima.
Mikan hizo todo lo posible que podía ofrecer como enfermera; lo hidrató, lo limpió, le dio vitaminas, inspeccionó su estado y dio un diagnóstico al cabo de pocos minutos de estar trabajando en silencio.
—É-Él está... desnutrido — comenzó a explicar —. S-Sinceramente, debió haber muerto hace mucho..., pero sigue con vida y eso es lo importante. A-Ahora está estable, pero requerirá de mucho cuidado si logra despertar, pues sus músculos están atrofiados en todas partes: Brazos, piernas, rodilla, talón...
—Está bien — Nagito sonrió —. Muchas gracias por todo, Tsumiki-san, ¿pero podrías hacerme un favor? Quiero estar a solas con Hajime unos momentos antes de que nos vayamos...
—¡S-Si! E-Estaré aquí cerca por si me necesitas — dio una leve reverencia y salió casi corriendo de allí, cerrando la puerta detrás de ella y finalmente dándole privacidad a Nagito.
Tras quedar solo, Nagito giró su cabeza hacia Hajime, el cual casi se asusta al no haberlo reconocido a primera vista, pero ahí estaba y era casi el mismo de siempre, solo que con varios cambios físicos.
Caminó hacia él y se sentó en el borde de la cama donde había un pequeño espacio cerca de sus piernas. Desde allí lo admiró con mucho amor, pero al mismo tiempo, un poco triste.
—Hajime, amor, ha pasado tanto tiempo — lo saludó —. No se si me escuchas, pero si lo haces, posiblemente te habrás enterado por la voz de Tsumiki-san de que ahora la situación es diferente; eres libre.
Puso su mano sobre el rostro de Hajime y con su pulgar le acarició levemente la mejilla con delicadeza sobre su piel seca.
—Hajime, por el momento las cosas están muy bien controladas. Pronto volveré a trabajar por ti ahora que tengo más tiempo libre, Yasuke cuida muy bien de mi y es un gran amigo, me mantiene cuerdo. Es por eso... Hajime, que si vas a despertar, puedes hacerlo ahora.
Tras sus propias palabras, lo miró expectante, esperando un leve signo de que Hajime además de estar escuchando, iba a levantarse ahí mismo y resurgir como una nueva persona, pero eso no ocurrió. Los segundos entre ellos dos corrían, convirtiéndose en minutos, pero nada cambiaba, ni siquiera un más mínimo sonido. Hajime no despertaba.
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Pretty Normal Student [Komahina/Hinakoma] © nommed
Fanfiction[AU: Side Despair] Nagito Komaeda tiene poco tiempo de vida, pero eso no es un impedimento para él. Está en su primer año de instituto con todos sus nuevos compañeros, con el pasar de los días, se dará cuenta de que hay algo... o alguien que siempr...