"FE"

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NARRADOR OMNISCIENTE

-¡Dejarme en paz, soltarme hijos de puta! ¡Os he dicho que no sé nada soltarme de una vez!

María se retorcía entre los brazos de los demonios que la arrastraban hacia una mugrienta celda, tratando de liberarse sin éxito. Eran demasiado fuertes por lo que no consiguió hacerles el menor daño.

La tiraron dentro y los engranajes de la puerta chasquearon indicando que la puerta estaba totalmente cerrada. Se quedó en el suelo con las piernas enredadas y la cabeza apoyada contra la pared que tenía detrás. Alzó la cabeza pero un mareo la arrasó y se vio forzada a apoyar una mano en el suelo para estabilizarse.

Pensó en lo preocupados que estarían Dean y Sam por ella. Aunque en estos momentos, lo más seguro es que ya hubieran empezado a buscar sitios donde podría estar. Vendrían a rescatarla. Aunque para entonces quizás era demasiado tarde. 

Cuando los primeros rayos del sol atravesaron la celda, la puerta se abrió dejando ver a un tipo más bien bajo con un traje negro y una corbata nada favorecedora. El hombre no era físicamente guapo pero tenía una aura de misterio y maldad que María no iba a admitir que le atraían más de lo que debiera.

-Crowley -escupió su nombre sobre las baldosas como si de veneno se tratase-

Una sonrisa sarcástica acudió a los labios del demonio

-María, se te ve bastante cómoda ¿Deberíamos llamar a alguien para que te traiga los muebles? 

-Púdrete en el infierno 

Este entró en la habitación y se agachó junta a ella cogiéndola de la mandíbula, obligándola a mirarle a los ojos.

-Oh créeme ya he estado allí y no es muy agradable para vivir que digamos, demasiado calor para mi gusto

Hizo un gesto a dos de los demonios detrás suyo y la cogieron por los brazos de nuevo hasta llevarla a una sala donde la ataron de brazos y piernas.

-¿Qué quieres de mi? 

El rey del Infierno arqueó las cejas

-¿De ti? nada, lo que quiero es algo que sabes 

-¿Y qué es si puede saberse? -dijo la morena, cansada de sus juegos-

-Quiero saber donde has escondido la llave

María tragó saliva. Bajo ninguna circunstancia el podía conseguir ESA llave. Sería el fin del mundo tal y como lo conocemos.

-No sé de que me hablas

Crowley se acercó a una mesa de metal llena de todo tipo de artefactos de tortura y agarró un cuchillo diferente a los demás. Ella supo exactamente lo que era : un cuchillo de hierro, mortal para las de su especie. El demonio se acercó a ella con el cuchillo dando vueltas entre sus dedos mientras ella lo seguía con la mirada a la espera de que siguiera hablando.

-Verás no sé mucho sobre las hadas, si no estuvieras aquí ahora mismo frente a mi habría dado por hecho que seguían siendo un mito -sonrió y la apuntó con el cuchillo- pero aquí estás ¿Supongo que sabes que es esto? ¿Verdad?

Asintió con la cabeza incapaz de responder, el miedo la había paralizado. No esperaba que él habría sabido lo que ella era. Y mucho menos que tuviera armas de hierro.

-Bien esto es lo que vamos a hacer, me vas a decir donde está esa llave, y ha cambio yo no desgarro tu preciosa piel de hada ¿Te ha quedado claro? 

-No pienso decirte nada 

SUPERNATURAL SHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora