"DON'T MAKE ME DO IT"

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7 ángeles habían muerto. Uriel había decidido que ya que Alastair no iba a hablar lo más lógico era obligar a Dean Winchester a que le torturase para conseguir sacarle lo que querían.

El nombre del demonio

Solo eso

Uriel y Castiel aparecieron de pronto en la habitación del motel de los hermanos justo cuando ellos entraban en la habitación. A juzgar por las bolsas que llevaban acababan de volver de un caso. Castiel sintió una punzada de culpabilidad por ello. Era obvio que estaban cansados y necesitaban descansar, pero como siempre decían los de arriba el señor obra de formas misteriosas.

-Tiene que ser una jodida broma -se quejó el rubio al verlos-

-También nos alegramos de verte Dean 

-Acabamos de volver de enterrar a una amiga ¿Podéis darnos al menos un día de margen?

Ninguno contestó y Dean resopló frustrado 

-Ya veo que no 

-¿Qué queréis? -preguntó Sam-

-Necesitamos vuestra ayuda para cazar un demonio -dijo Uriel mirando al moreno con fijeza-

-Espera un momento -intervino Dean- Me estáis diciendo que un par de ángeles de vuestra categoría necesitan nuestra ayuda para cazar a un simple demonio ¿Es que no podéis hacerlo vosotros? ¿Tenéis miedo?

-Nosotros no sentimos nada Dean -dijo Cas mirando al rubio más de la cuenta-

-Claro se me olvidaba, al fin y al cabo sois todos iguales, unos idiotas con alas -replicó con una sonrisa sarcástica- 

Uriel esbozó una sonrisa de igual manera antes de hablar 

-Mide tus palabras, Winchester

-¿O qué? -preguntó este retándolo-

Sam carraspeó deshaciendo la tensión que había en el ambiente, y preguntó 

-¿Cómo se llama el demonio?

-Ese es el punto -dijo Castiel- no lo sabemos por ello -hizo una pausa, como le doliese lo que iba  a decir a continuación- Dean tiene que torturar a Alastair 

-¿Dónde está? -preguntó el rubio- 

-Está encerrado dentro de una estrella de seis puntas, además de varias trampas celestiales, no podría salir ni aunque lo intentara con todas sus fuerzas -explicó Uriel- 

Sam miró a su hermano negando con la cabeza, pero en una abrir y cerrar de ojos, Dean había desaparecido junto con los ángeles. El alce maldijo en voz alta pasándose las manos por el pelo claramente frustrado. Odiaba cuando hacían eso.

Dean apareció junto a los idiotas alados en una especie de almacén. Miró más allá de donde ellos estaban y vio una sala tras una puerta donde estaba su torturador atado a una estrella de David con cadenas de hierro sujetando sus pies y manos. Tragó saliva recordando la oferta que Alastair le hizo cuando estaba en el infierno.

Sacarle del potro de tortura a cambio de que el torturase a almas inocentes y se las entregase

Durante mucho tiempo Dean se negó, pero cuando el dolor fue demasiado intenso no tuvo más remedio que ceder 

Lo peor de todo es que recordaba cada tortura, cada cosa horrible que les hizo a esas pobres almas inocentes

Peor aún era que lo había disfrutado, el hecho de tener en sus manos el derecho de quitar la vida a una persona cuando a él le apeteciera se convirtió en algo excitante para él, una nueva experiencia que disfrutó con creces.

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