"I DON'T WANT TO, BUT I HAVE TO, IT'S FOR YOUR OWN SAKE"

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Amarilis estaba en su habitación en el búnker cuando escuchó un familiar batir de alas. Sonrió y levantó la mirada del libro que estaba leyendo, chocando así con un par de ojos azules. El esbozó una de sus sonrisas de medio lado, esas que le volvían loca y el lo sabía.

Se acercó a donde ella estaba utilizando su rapidez sobrenatural y la acercó hacia si, depositando un suave beso en sus labios entreabiertos.

-Hola -susurró cerca de su boca, ella sonrió paseándole las manos por el pelo-

-Hola -respondió enredando los dedos en sus suaves ondas marrones- No deberías estar aquí mucho tiempo, los hermanos... -dijo, pero el la detuvo con un gesto de la mano-

-No te preocupes por ellos, saben que soy de fiar -dejó la frase en el aire y le guiñó un ojo- cuando quiero -terminó haciéndola reír- además Castiel me debía un favor y lo he utilizado 

Ella levantó las cejas, expectante

-¿Qué le has pedido que hagas exactamente? -preguntó- no le habrás metido en ningún lío ¿Verdad?

-¡Pues claro que no! -se quejó haciendo un gesto con la mano- somos hermanos después de todo -rodó los ojos al ver como le miraba- tu amiguito alado está bien, mon amour. Y puede, y digo PUEDE -sonrió- que le haya pedido que borre los hechizos de protección contra ángeles que puso Rowena dentro del búnker solo para venir a verte. Castiel está bien -dijo repasando con el pulgar la curva de su labio inferior- no tienes nada de que preocuparte 

-Gabriel -lo llamó, el alzó la mirada a sus ojos-

-¿Qué pasa? -preguntó sin detener sus movimientos en su labio-

-Percibo que hay algo que no me estás diciendo -dijo escrutándolo con la mirada- sea lo que sea puedes contármelo 

-Lo sé -resopló, y ella lo notó agobiado- es que no sé como decírtelo 

La joven sonrió sabiendo lo difícil que era para él a veces contar lo que le sucedía y asintió con la cabeza, transmitiéndole todos sus ánimos. El la observó unos segundos antes de decir la frase que acabaría con su relación.

-Tenemos que romper -dijo cabizbajo- 

Amarilis trató de tragar el nudo de tristeza que se le había instalado en la garganta. Su voz salió aguda cuando preguntó :

-¿Porqué? -preguntó nerviosamente- ¿Es por mi culpa, es por algo que he hecho?

-No querida, tu no has hecho nada malo, al contrario -sonrió acunando su rostro entre las manos- hacía milenios que no me sentía tan vivo como cuando estoy contigo 

Ella consiguió sonreír a pesar de que las lágrimas habían empezado a correr por sus mejillas

-¿Puedes responder a mi pregunta? -le pidió suavemente, el asintió-

-Es demasiado arriesgado y yo... -hizo una pausa antes de seguir- no quiero ponerte en peligro, los otros ángeles ya sospechan que algo sucede -la observó, la tristeza arremolinándose en sus ojos- no me lo perdonaría si te pasara algo, Lis -fue cuando la llamó así cuando su corazón terminó por romperse- por eso tenemos que dejar de vernos, al menos hasta que las cosas se calmen

-De acuerdo -dijo limpiándose las lágrimas con el dorso de la mano- me va a costar no verte todos los días pero lo haré si eso significa que podremos estar juntos 

Gabriel esbozó una sonrisa a medio camino entre la tristeza y la comprensión. El beso que le dio después sellaba su promesa. 

-Te lo prometo -susurró- podremos estar juntos, te protegeré con mi vida, haré lo que haga falta para mantenerte a salvo 

-Te quiero -dijo esta besándolo de nuevo-

-Yo también Lis -respondió contra sus labios- yo también


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