"I HAVE TO PROTECT YOU"

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Hacía calor en el infierno. Ese día Mariel optó por ponerse un vestido hasta la rodilla hecho de tela fina que se ajustaba a sus caderas y caía hacia sus piernas en vaporosas ondas. Os estaréis preguntando que hacía ella en el infierno. La respuesta es sencilla. Desde que calló del cielo por voluntad propia, los ángeles la repudiaron del cielo. 

Decían que un ángel que había caído a la tierra no merecía volver a caminar entre ellos nunca más. Mariel intentó hablar con Miguel para que convenciera a su padre de que le dejara volver, pero el arcángel se negó a hacerlo, y la desterró a la tierra vetándole así su entrada al cielo. Como justificación de sus acciones, simplemente alegó que alguien como ella sería visto como una mancha negra en el impecable historial de los ángeles. Además de que, por supuesto, no quería que su padre se sintiera decepcionado con él por dejarla entrar de nuevo.

Castiel se interesó por ella cuando sintió que había caído y fue a verla. Hablaron largo y tendido de su situación y finalmente el escudo de Dios le ofreció quedarse con el y con los Winchester. Rechazó la oferta amablemente, diciéndole al ángel que ahora que había caído tenía la oportunidad de descubrir lo que este planeta podía aportarle y así poder labrar su propio camino lejos del yugo de su padre. 

Castiel asintió con la cabeza dándole la razón, ya que eso era justo lo que le había pasado a él, bueno todo menos lo de caer a la tierra. Mariel desapareció de su vista con un simple aleteo y se encontró en la ciudad de San Diego. Observó a su alrededor a los humanos que pasaban y se dio cuenta de la libertad que tenían para hacer todo lo que quisieran.

Y se sintió feliz de por fin poder hacer algo porque a ella le apetecía, y no porque se lo ordenaran desde arriba. Se sentó en una terraza y tras pedir un limonada (no sabía lo que era, pero escuchó a una pareja pedirlo en la mesa de al lado y optó por pedir lo mismo) observó las palmeras meciéndose suavemente al compás del viento.

"Así que esto es lo que se siente al ser libre" pensó 

Ese pensamiento duró poco tiempo ya que de pronto había una persona sentada frente a ella en su mesa. Había aparecido de la nada y eso solo podía significar dos cosas : o era un ángel o un arcángel, lo cuál era peor que la primera opción.

Le dio un sorbo a su limonada a través de la pajita de color morado, deleitándose con el frescor que le proporcionó antes de hablar 

-¿Quién eres? 

-Alguien que te ha estado observando durante mucho tiempo

-No has respondido a mi pregunta

Los ojos del extraño se achinaron mientras miraba un punto por encima de su hombro. Mariel sintió oleadas de poder emanando de él en oleadas. Un poder que no había sentido nunca. Estaba acostumbrada a sentir el poder de los ángeles y arcángeles, pero este no se parecía en nada a ninguno de ellos. Era más intenso que el de un alto mando del cielo, aunque a diferencia de ellos, el poder del extraño era rojo y negro. La gracia de los ángeles solía ser de color blanco, y no percibió nada de eso en ese hombre. 

-¿Has terminado de examinarme? -preguntó con sorna y ella se cruzó de brazos- 

-¿Te manda padre?

El movió la cabeza negativamente mientras resoplaba 

-¡Por mí! No no no, yo soy mi propio padre 

-Eso no tiene mucho sentido 

-Lo tendría si supieras quién soy, Mariel 

Sus sentidos se pusieron alerta cuando la llamó por su nombre ¿Quién era ese hombre y porqué parecía saberlo todo de ella? De pronto recordó algo, un recuerdo en lo más profundo de su memoria. Miguel empujando a un hombre rubio de ojos claros, el cayendo. Nadie hizo nada para impedirlo. Ya sabía quién era ¿Cómo no iba a saberlo? Su historia era la que la había inspirado a hacer lo que hizo.

SUPERNATURAL SHOTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora