"WHO'S THIS?"

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Dean cogió su teléfono y aprovechando que Sam había entrado a la gasolinera a comprar algo de comer mientras le ponía gasolina a Baby, decidió llamar a la chica que ya consideraba como la hermana pequeña que nunca tuvo pero siempre quiso. 

La habían conocido durante una convención de frikis que decían haber encontrado la lanza de Longinos, la misma que había perforado el costado de Cristo durante su crucifixión. No sabían si era un caso de los suyos, pero habría que asegurarse de todas formas. Allí fue donde la conocieron, entre la marabunta de asistentes. 

Resultó que ella, al igual que ellos iba de incógnito pero en realidad era un cazador, como ellos. Debido a su fuerte vínculo, los hermanos decidieron que se quedase con ellos en el búnker, y ahora cazaban juntos, a diferencia de ese día que ella había escuchado de un caso en Phoenix.

El rubio se llevó el teléfono a la oreja tras pulsar su número. Sonó dos veces, frunció el ceño extrañado. Ella siempre contestaba al primer tono.

Una voz de mujer totalmente desconocida contestó al teléfono, haciéndole tensionar la espalda hacia delante.

-Tu amiguita no está disponible en este momento, por favor deja un mensaje después de la señal -se rio-

-¿Quién eres? -preguntó Dean apretando el teléfono con fuerza entre sus dedos- 

-Tu no me conoces, pero yo a ti si Dean Winchester -dijo, Dean pudo notar su asquerosa sonrisa a a pesar de que no la veía- eres muy popular entre nosotros ¿Sabes?

-¿Quiénes somos "nosotros"? -exigió saber- ¿Qué has hecho con ella? 

-Oh no te preocupes, tu amiga está bien, de momento -se rio- saluda a tu amigo 

La voz la joven se oyó en la distancia, pero Dean pudo escucharla a la perfección. Gritaba su nombre.

-¡Dean! -dijo, el cazador se inclinó hacia delante nerviosamente-

-¡Zenda! -le respondió- ¡Aguanta, vamos a rescatarte!

-Ah, ah, ah -negó el monstruo- vas a tener que darte prisa, Dean -susurró- o si no cortaré su hilo y tu preciosa amiguita abandonará este mundo

-Te juro que como le toques un solo pelo de la cabeza te arrancaré la piel a tiras y se las daré de comer a los perros -gruñó- no sabes con quién te has metido 

-Estoy deseando averiguarlo -murmuró- hasta pronto, Winchester 

La llamada se cortó y el cazador tiró el teléfono en el la bandeja al lado del volante con rabia. En ese momento, Sam salía de la gasolinera y entró en el coche. Al ver la cara de su hermano, supo que algo iba mal.

-Dean -cuestionó- ¿Qué ha pasado?

-He llamado un momento a Zenda para preguntarle como le iba con el caso -dijo mientras su hermano le escuchaba atentamente, se giró hacia él- y no ha respondido ella 

El rostro de Sam se ensombreció.

-¿Quién era? ¿Dijo algo importante? Cualquier cosa puede ser una pista

Dean lo pensó un momento antes de recordar una cosa que había dicho 

-Ahora que lo dices, si -explicó- dijo algo sobre un hilo, dijo que si no llegábamos a tiempo lo cortaría 

El moreno se quedó pensativo unos instantes

-Ya sé quién es -dijo haciendo un gesto hacia el volante- arranca, tenemos que irnos 

Dean hizo lo que le pedía mientras volvían al búnker.

-¿Puedes decirme que era la cosa con la que hablé? -preguntó el rubio dirigiéndole a su hermano una mirada de reojo-

-Qué era no, quién -le corrigió el moreno- creo que hablaste con Verdandi, la norna del presente 

Dean abrió mucho los ojos antes de decir

-Vale, ahora explícalo para que lo entienda -dijo, y Sam se apresuró a explicárselo-

-Las nornas  son  espíritus femeninos de la mitología nórdica. Tres de ellas son las principales, conocidas con los nombres de Urd o  "lo que ha ocurrido" es decir, el destino, Verdandi o "lo que ocurre ahora", es decir el presente y Skud   o "lo que debería suceder, o es necesario que ocurra", osea el futuro -explicó- los nórdicos creían que estas tres mujeres tejían la vida de las personas y que cuando alguien moría o le pasaba algo fuera de lo común era porque las nornas habían cortado su hilo de la vida

-Ahora tiene sentido lo que dijo sobre el hilo -murmuró Dean y Sam asintió- ¿Cómo la matamos? 

-No podemos matarla Dean -dijo Sam como si se le hubiera ido la olla- son el destino, es como matar a Dios 

-Bueno alguna manera habrá, hemos estado en peores situaciones -rememoró el rubio, el moreno coincidió con él- 

-Tenemos que investigar -dijo Sam-

-Si -respondió Dean- porque si le pasa algo a Zenda no me lo perdonaré en la vida



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