DO YOU WANT TO PLAY DARLING?

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-Te he dicho que te estés quieta, no me obligues a hacerte daño 

Desde que Dean había sido poseído por un demonio no era el mismo de siempre. Luna le miraba con horror mientras el la miraba a su vez sujetando un hacha entre sus manos.

-¿Qué vas a hacer con eso?

El miró el hacha y después a ella de nuevo 

-¿Te refieres a esto? -dijo señalando el arma como si no tuviera la más mínima importancia- nada si me dices lo que quiero saber 

-Ya te he dicho que no se nada -gruñó entre dientes tratando de liberarse de las cuerdas que le apresaban- 

En esos momentos lo más probable es que Sam y Castiel estuviesen buscando pistas entre los lugareños para dar con el paradero donde ambos estaban. Debía darles todo el tiempo posible. Aunque sabía perfectamente que no iba a poder aguantar mucho. El Dean que conocía ya no existía y lo que había ahora frente a ella era la versión más nefasta de lo que podría haber sido.

-Yo creo que si -dijo evaluándola-  y vas a decírmelo, o de lo contrario tendré que separar tu cabeza de tu precioso cuerpo - explicó repasándola con la mirada- 

-No voy a decirte nada hijo de puta, deja a Dean en paz

El demonio ladeó la cabeza a la vez que una sonrisa a medio camino entre divertida y macabra se extendía en sus labios

-¿Conque es eso? Le tienes aprecio a este traje de carne ¿No es así? 

-No es de tu incumbencia 

-Ahora si  -dijo acercándose hasta quedar frente a ella- 

Dejó el arma a un lado y apoyó las manos en los brazos de la silla, aprisionándola entre el objeto y su cuerpo. Luna podía sentir el calor que emitía este debido a la cercanía, trató de ignorar lo que le hacía sentir y le miró directamente a los ojos. Los ojos verdes de Dean que el demonio había tomado como suyos le devolvieron la mirada.

Odiaba que ese ser maligno estuviera invadiendo de esa manera el cuerpo de la persona que más amaba. Trató de no pensar en ello y desvió la mirada momentáneamente. Sintió algo frío bajo su barbilla que le hizo levantar la mirada de nuevo. El demonio alzó la hoja de manera que volviese ha mirarla. Esta esbozó una mueca de asco ante su toque y trató de deshacerse de él moviendo la cabeza a ambos lados, lo que hizo que el demonio apretase más su agarre en torno a la zona.

-Cuando esto acabe, juro por Dios que te enviaré al agujero del que has salido 

-Estoy seguro de ello, pero antes podemos divertirnos mucho tu y yo 

-Está bien ¿Porqué no jugamos a un juego? Se llama "muerte o familia", las reglas son sencillas, si me sueltas te mato y si no dejaré que lo haga Sam en cuanto llegue 

El demonio sonrió de nuevo guiándole un ojo

-Me gusta como piensas

-Me importa una mierda lo que pienses

-Ambos sabemos que eso no es verdad

Luna recordó entonces que tenía una pequeña navaja dentro del bolsillo trasero de sus vaqueros. Si conseguía llegar hasta ella quizás podría liberarse y clavársela ha aquel malnacido. No lo mataría, pero le daría algo de tiempo.  Aunque tenía miedo de que al hacerlo afectase también a Dean. No lo había admitido todavía, pero el juego que ambos se traían entre manos era cuanto menos excitante. 

Por la forma en la que hablaba el ente, la cazadora pudo determinar que el tipo demonio que habitaba en su interior era un íncubo, más conocidos como demonios sexuales. Justo cuando pensaba que no podía ser más sexy, se lamió los labios en un gesto muy típico de Dean.

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