FOUR IS BETTER THAN ONE

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Earendil entró en la ducha y dejó que el agua caliente le relajase los tensos músculos. Después de un duro día en la oficina era lo menos que se merecía.

Ahora mismo radio ángel, como la llamaba su amigo Dean,e estaba en stand bye. Parecía que alguien había dejado caer una bomba en el cielo, ya que no se oía ni el silbido del viento.

Se detuvo a pensar un momento, totalmente fuera de contexto, cuanto tiempo llevaba sin tener un orgasmo de verdad, ¿Un año? ¿Dos quizás? Resopló y se echó jabón en el pelo mientras lo frotaba relajando la tensión de su cabeza.

Se paró a pensar en sus amigos alados. Hechaba de menos a Castiel y Balthazar, los cuáles se habían hecho inseparables desde que este último ayudase a Cass en su lucha contra Rafael. 

Y Lucifer... él era otra historia, digamos que él tiene reservado un lugar dentro de su cabeza. Literalmente. Desde el infierno se proyecta en su mente para que pueda verle, pero realmente no está ahí. Como si fuera un holograma, pero más real.

En ese momento recordó lo apuesto que se veía Castiel con su gabardina y su actitud de niño bueno que tan desesperadamente quería romper.

Recordó también a Balthazar con su característica sonrisa de medio lado y su humor y carácter carismático muy distinto al de Lucifer.

Y Lucifer... bueno qué decir de él que ella no supiese ya. Con esa sonrisa pícara y su sarcasmo podía obligarla a hacer cualquier cosa.

Y si algo tenía claro era que ella se inclinaría ante ellos.

Pero no para rezarles.

Al contrario, lo haría para pecar.

Cosa de la que Lucifer seguro que se sentiría muy orgulloso si estuviera allí.

Mierda le echaba de menos al igual que a la pareja de ángeles. Una voz surgió de detrás de la cortina sobresaltándola. Una mano la agarró y tiró de ella un poco lo justo para revelar la persona que había al otro lado.

-¿Otra vez pensando en mí preciosa? Voy a tener que empezar a cobrarte

-¡Lucifer! -chilló ella tapándose las zonas principales como pudo, aunque eso no evitó que el diablo recorriese con la mirada lo que quedaba al descubierto antes de volver a fijar la mirada en sus ojos. 

-Tranquila, no tienes nada que no haya visto antes

Ella hizo una mueca mientras se mordía el labio inferior nerviosamente 

-Vete al infierno

Lucifer esbozó una sonrisa divertida y cerrando la cortina respondió :

-Vengo de allí

-¿Para qué has venido? 

-Tú me llamas, yo vengo, así funciona

-Yo no te he llamado -susurró ella repasando su día en su mente, efectivamente no lo había hecho-

-¿Estás segura? -se oyó su voz más alejada y ella se dio cuenta de que estaba en su habitación y...-

Lo había dejado todo encima de la cama. Los ingredientes del hechizo de invocación. Se le heló la sangre a pesar de que el agua estaba bastante caliente.

-¿Qué es esto Earendil? -dijo Lucifer, su voz más cercana que antes-

Apagó el grifo y alargó la mano para coger el albornoz que había encima del vidé para luego cerrar la cortina de nuevo mientras se secaba. Pensó en las palabras adecuadas. 

-Invoqué un íncubo -dijo sin rodeos- 

Lucifer se quedó callado unos segundos antes de hablar.

-¿Por qué?

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