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❝Sentirse tan feliz, pero al mismo tiempo tan triste.❞
╰─────╮•╭─────╯

—Soy Kim Olivia, mucho gusto.

—El gusto es mío, soy Jeon JungKook.

En ese momento todo dejó de tener sentido o en su defecto, de funcionar. El sonido de los autos y el viento parecía encontrarse lejano a nosotros, y por el contrario eran los latidos de mi corazón esos que resonaban tras mi oreja. Un nudo se formó en mi garganta impidiendo el paso del aire, eso solo me ocasionó respirar con dificultad y también los ojos la lacrimosos.

«Él...es él...»

Maldición, lo único que deseaba era correr a sus brazos y decirle quién era; abrazarlo y decirle lo mucho que lo había extrañado en estos diez años....

... Pero mi cuerpo no reaccionaba.

—¿Estás bien? —interpeló con un sutil toque de preocupación.

No respondí nada ya que simplemente no podía. Estaba en blanco, y eso fue suficiente para confundirlo.

—Oye Olivia, ¿estás bien? —cuestionó nuevamente.

Con la mandíbula temblando en el intento de aguantar las lágrimas, hablé con debilidad. —Si...estoy bien.

—¿Estás segura?

Asentí.

—Si, ahora debo ir a casa —en cuanto dije eso di media vuelta y comencé a caminar apresurada.

No obstante, el sonido de su melodiosa voz me atrajo a su encuentro.

—¡Espera! —corrió hacia donde estaba—. Déjame llamar a un taxi, en serio te ves un poco mal.

—No, tranquilo, yo puedo...

No pude terminar de hablar ya que el muchacho se había parado en la punta de la acera dispuesto a realizar lo que pensaba. Uno de los autos que pasaban se detuvo y bajó la ventanilla, Jeon aprovechó para decirle algo y por consiguiente me incitó a acercarme con su mano.

—Él te llevará a casa.

—Muchas gracias —susurré mientras abría la puerta del coche.

Él sonrió mientras daba algunos pasos hacia atrás. —No es nada, ve con cuidado, adiós.

—Adiós.

Agité mi mano en su dirección con suavidad para luego entrar al auto. En cuanto el chofer tuvo la dirección de mi hogar no perdió el tiempo para comenzar a conducir en silencio, y eso fue suficiente para mis pensamientos. JungKook había cambiado un montón físicamente; podía distinguir algunos rasgos parecidos a los de 10 años atrás, pero ninguno que me hiciera reconocerlo a la primera. Sin embargo, su personalidad era algo que jamás cambiaba, ya que con ese simple acto pude notar la amabilidad que aún llevaba en su corazón.

Era doloroso sentirse tan feliz, pero al mismo tiempo tan triste.

No habíamos podido reconocernos mutuamente, sin embargo... la responsabilidad de no decirle caía sobre mí ahora.

Una responsabilidad que a partir de ese momento comenzó a traer problemas.

No sabía cuánto tiempo había pasado, pero si el necesario para estar en mi casa. Luego de pagarle al conductor salí del carro para comenzar a caminar hacia mi hogar. Al entrar todo estaba en silencio, por lo que supuse que tal vez no había nadie.

Caminé lentamente hacia las escaleras dispuesta subir a mi habitación, pero detuve mi acción justo cuando mi madre aparece.

—Hola cariño, ya llegaste ¿cómo te fue en...?

still with you • j.jkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora