Especial • Kim NamJoon

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❝¿Te quedarás a mi lado? ¿Me lo prometerías? Tengo miedo de que si suelto tu mano, volarás lejos, te destrozadas.❞

────Butterfly; BTS.

No lo voy a negar. Muchas veces soy inseguro. Terriblemente inseguro como para no saber cómo actuar o reaccionar ante las situaciones que se presentan en mi vida.

Y siendo sincero, creo que todos hemos pasado por algo así.

La inseguridad es, a opinión propia, una de las sensaciones más destructivas que un ser humano es capaz de experimentar. Se trata de no sentir confianza por uno mismo: nuestras capacidades, lo que queremos, lo que pensamos, quienes somos. No existe nada más doloroso que tener una situación para enfrentar y que no tengas la fuerza para hacerlo, todo a causa de que no te sientes conforme contigo mismo como para lograrlo.

A lo largo de mi vida es esto lo que he sentido.

¿No les ha pasado que quieren hacer algo, lo desean con todas sus ansias, pero simplemente no pueden porque dudan sobre el tema? Tal vez como cuando estás en un examen y estudiaste, sin embargo, no crees en la seguridad de tus pensamientos y después cometes un error. O en otro caso, cuando te encuentras en una situación de estrés y no sabes que decisión tomar, porque consideras que hagas lo que hagas podría salir mal.

Incluso, cuando alguien te gusta y no tienes la certeza de que corresponde a tus sentimientos, por lo que decides mantener silencio...

Cada segundo de mi vida, aunque no lo parezca, se trata de inseguridades conmigo mismo, las suficientes como para llevarme a un estado en el que no soy capaz, tan siquiera, de creer que tomo las mejores decisiones.

No obstante, ¿por qué mejor no vamos desde el principio? Hoy tendremos una charla interesante.

Como deben suponerlo, la familia de la cual provengo es muy importante y por ende, rica. Desde dormir en lechos de seda hasta comer en bandeja de plata, como tener los mejores juguetes y posibilidades para mí. A simple vista, un niño mimado que le resolverán todo en su vida.

Pero lo cierto es que no consiste en esto.

Primeramente aclararé la posición de mis progenitores: mi padre, un Ministro de Relaciones Exteriores, y mi madre, una importantísima congresista de la ciudad. Los rangos de su trabajo son tan altos, rodeados de política, que desde el uso de mi razón es lo único que conozco. Cámaras, reuniones, conferencias, entrevistas... Miles y miles de periodistas de un lado a otro como chicles pegados a un zapato. Yo, siendo el único y principal heredero de todo aquello que rodeaba el nombre de mi familia, estaba incluido en toda la situación ya que en un futuro sería el próximo ministro o, como muchos decían, el presidente.

Con eso iniciaba la presión.

Otro punto a dejar en claro era que, a causa de la importancia de mis padres en la política de Corea del Sur, una serie de peligros podían perseguirlos. Debido a eso, yo era una pieza que podría ser usada a favor de cualquiera y eso era más que suficiente para que mis padres colocaran limitaciones en mí.

Durante los horarios escolares tenía prohibido acercarme a otros niños, y en caso de que eso sucediera, era simplemente para mantener un corto diálogo. Nada de relación. Aunque ninguno de esos pequeños pudiera hacerme algo, mis padres no querían correr el riesgo de que en algún descuido pudiera salir afectado. Así que siempre estaba bajo la protección de guardias y adultos responsables.

still with you • j.jkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora