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Él y yo.
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Viernes, 15 de septiembre del 2023.
07:36 hrs.

Estaba confirmado: sólo podía disfrutar de un buen sueño cuando se trataba de JungKook.

No sabía que efecto tenía este chico en mí como para provocarme esa gran cantidad de sensaciones, pero tampoco era algo con lo cual deseara luchar, puesto que amaba todo lo que me hacía sentir con su sola presencia.

Cuando estaba a su lado, mayormente si se trataba de una distancia casi nula, abrazados o recostados el uno con el otro, una calidez simplemente única se esparcía a través de todo mi interior. Mi cuerpo se mantenía pacífico, tal y como si estuviera agotado, o en ocasiones con una viveza sublime; la serotonina se activaba en mi cabeza y, eventualmente, me volvía más cariñosa y pequeña, a la intemperie para que cuidara de mí. Percibir sus toques, caricias, calor corporal, el olor de su exquisita colonia combinada con el mentol que protagonizaba su aliento, su tersa dermis bajo mis manos... Simples detalles que de algún modo, inexplicablemente, significaban todo como para hacerme sentir feliz, relajada y mucho más importante, segura entre sus brazos.

Tal y como sucedía en este preciso momento.

Mis ojos, sin motivo alguno y aunque aún continuasen cansados, comenzaron a abrirse lentamente a la par en que un pequeño bostezo se escapaba de mi boca. Mi cuerpo se encontraba cansado, sin fuerzas, en completa somnolencia. Y de no ser porque ya me encontraba despierta y con los ojos abiertos, volvería a quedarme dormida.

Lamentablemente no tenía esa suerte.

Volví a bostezar, esta vez un poco más alto, pero procurando no hacer demasiado ruido. Parpadeé un par de veces hasta que mi vista se encontrara un poco más clara, momento en donde pude tener una mejor perspectiva del lugar en donde me encontraba y las circunstancias que, literalmente, me atapaban.

No estaba en mi habitación, mucho menos en mi cama. El ambiente era totalmente distinto al que reconocía cada mañana en que me despertaba; las paredes, la posición de las cosas, el propio aroma a lavanda que permanecía, las velas artificiales en las esquinas... Claramente no se trataba de mi cuarto, y estuve a nada de caer en la desesperación de ese hecho justo antes de darme cuenta de todo y, principalmente, recordar.

Fue en ese instante que obtuve la realización de que estaba siendo abrazada por el pelinegro.en su suave cama, bajo las sábanas y, por la forma en que me sentía, completamente desnuda. Su cuerpo ──en la misma situación que yo── se encontraba presionado con el mío, trasmitiendo su calor y posteriormente una completa sensación de seguridad. Mi brazo descansaba sobre su pecho duro, bajo la mano percibía los suaves latidos de su corazón, indicando completa paz, mientras que él abrazaba mi cintura y, al tenerme posicionada contra su anatomía, lograba que mi rostro quedara escondido en el hueco de su cuello. Mis fosas nasales respiraban su aroma natural, y es de mi mayor agrado confesar que me gustó mucho más que cuando usaba sus clásicas colonias. Y si era posible, me encantaría poder sentirlo de esa forma todo el tiempo.

Quería estar con él siempre.

Lentamente alcé la vista dispuesta a encontrarme con su faz, y lo primero que vi fue suficiente para sacarme una amplia sonrisa. JungKook parecía encontrarse en su octavo sueño, puesto que todo su rostro expresaba una paz inconfundible. Sus labios finos y esponjosos se encontraban abultados, en la posición perfecta para ser besados. Sus ojitos permanecían cerrados, permitiéndome ver la forma de sus pequeñas pestañas. Al estar completamente quieto también pude apreciar ciertos detalles de su cara, como la cicatriz en su mejilla izquierda, algunas marcas que dejó el paso del acné, así como los diminutos pelos de su barba que no fueron alcanzados por la afeitadora. Y añadiendo que todo su cabello se encontraba despeinado, típico de cuando recién despertaba, me hacía tener una imagen completamente dulce de él.

still with you • j.jkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora