Especial • Kim Taehyung

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Cuando se termine este frío invierno, hasta que vuelvan los días de primavera, hasta que las flores florezcan otra vez, por favor, quédate aquí un poco más, por favor, quédate.

——Spring Day, BTS.


Dicen que el invierno es esa época del año dónde aparecen los mayores miedos, la depresión y claramente; la oscuridad. Sin embargo, es una etapa para observar al interior, meditar sobre nosotros mismos y superar aquellas inseguridades que desde algún momento nos empezaron a molestar.

Yo era alguien capaz de confirmar esto. En apenas un chasquido de dos dedos mi vida se había vuelto distinta, llena de problemas y dolor.

Pero lamentablemente nunca pude afrontarlos: mi mayor error fue quedarme en el pasado y dejar que las lágrimas reinaran mis ojos. ¿Qué demonios pasó con mi vida para que recordar aquello sea tan lamentable? La respuesta a esto la tenía yo, solamente yo.

Nací en Dae-gu, Corea del Sur, y ahí viví la mayor parte de mi infancia. Una bella ciudad con una economía estable y las condiciones necesarias para vivir. Mi familia era dueña de unos importantes conglomerados hoteleros situados a los largo del país e incluso fuera de él. Debido a esto—y como muchos podían suponer— tenía una fortuna privilegiada, pero aquello no impidió que mi niñez fuera agradable.

Mis progenitores eran personas maravillosas, llenas de alegría y amabilidad para todos. No importaba que tan ajetreados estaban, siempre buscaban tiempo para mí y mi hermana mayor. Yo por mi parte, era un joven tan dulce como la miel. En mi rostro nunca dejó de existir una sonrisa, incluso cuando me encontraba triste cualquier cosa me alegraba. Demasiado risueño y travieso eran mis principales características. Este comportamiento también se debía al increíble ambiente a mí alrededor.

Mi hermana dos años mayor era algo diferente a mí. Su personalidad solía ser más seria e introvertida, pero eso no quitaba el hecho de que fuera una maravillosa compañera. JiSoo y yo teníamos una excelente relación de hermanos, yo le contaba todo y viceversa. Siempre estuvo ahí para mí sin importar las circunstancias.

La convivencia con la prensa siempre fue algo molesta. Se metían mucho en nuestra vida, pero yo no le tomaba importancia. Era sólo un niño que deseaba vivir y jugar con sus seres queridos, no me interesaba más nada que eso.

Mi círculo de relaciones no era amplio, ya que nunca fui bueno creando vínculos con los demás. En el colegio andaba solo, podía interactuar con algunos de mis compañeros, pero en la mayor parte del tiempo jugaba conmigo mismo. Lamentablemente esta situación empeoró cuando me mudé a Seul con mi familia. Ciudad nueva, escuela nueva, personas nuevas y más fue lo que afronte a tan corta edad, nada siendo bueno durante los primeros meses.

Sin embargo, aquello comenzó a cambiar luego de conocer al idiota destinado de mi hermana; Kim SeokJin.

Aquel joven de unos doce años apareció de la nada con sus padres en una cena familiar, al parecer eran socios de mis progenitores. Aún recuerdo las tontas expresiones de mi hermana cada vez que el castaño hacia algo: la había dejado totalmente enamorada. Jin por su parte era un egocéntrico de primera, en especial con sus habilidades. Ese chico ni siquiera parecía un niño, tenía un coeficiente intelectual fuera de lo común; hablaba con extremada madurez, se comportaba como un adulto e incluso abarcaba temas que yo a mis ocho años ni siquiera podía entender.

Pero a pesar de no congeniar muy bien, él y yo llegamos a tener una amistad estable. Se convirtió en un amigo para mí, el único que tenía.

Pasábamos demasiado tiempo juntos, tanto que mi propia hermana se ponía celosa, porque sí; la chica estaba totalmente enamorada de él. Pero ambos nos distanciamos un poco cuando él tuvo que realizar su primer caso en la policía.

still with you • j.jkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora