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Jugar con mi corazón.
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Lunes, 20 de enero del 2020
07:26 hrs

KIM HAENUL
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Agité mi mano como despedida hacia el hombre que se encontraba en el interior del coche y acto seguido comencé a caminar por el amplio parqueo del instituto. Dicho lugar estaba un tanto lleno de estudiantes que recién llegaban y conversaban con sus compañeros, muy enajenados en sus actos como para notar mi presencia, beneficiando a mi paz. Hoy me había despertado muy tranquila y con la paciencia necesaria para afrontar todo, por lo que no dudé aprovechar ese sentimiento que en los últimos meses anhelaba.

Desde que toda esa locura inició me sentía inquieta, ansiosa y con miedo. Ser consciente de que una familia problemática tenía un fin maligno hacia mis seres queridos y especialmente, a mí, no era algo fácil de digerir o ignorar. Por el contrario, incluso me costaba dormir en las noches.

Tenía muchísimas ansias de acabar con toda esa intriga de una vez. Quería indagar, investigar y lanzarme por la verdad, pero a su vez, estaba el miedo que me hacía no querer llegar a ese momento. Sólo para resumir..., en términos de soportar, no estaba soportando.

No obstante, ahí estaba mi medicina para controlarlo todo. Simplemente... él.

Desde el inicio Jeon se había convertido en aquel ángel de la guarda, en mi apoyo y soporte. Bastaba con una sonrisa suya para que mi mundo se iluminara otra vez y pudiera olvidar los problemas; él era la causa de mis sonrisas y por supuesto, los latidos de mi corazón.

Maldición, estaba jodidamente enamorada.

Sólo quería verlo y abrazarlo, era lo que más ansiaba con cada paso hacia el interior del colegio, sin embargo, esos pensamientos se quedaron en el aire cuando una llamada invadió mi celular. Rápidamente lo saqué del bolsillo de mi blazer para ver quién era el responsable de dicha, notando cómo el nombre de SeokJin sobresalía. Mis cejas se alzaron en una impresión no muy pronunciada para entonces aceptar esa llamada y colocar el celular en mi oído.

—Buenos días.

Olivia, buenos días para ti. ¿Cómo estás? —inquirió con amabilidad y calidez.

—Bien, recién entro al instituto. ¿Y tú?

—Un poco cansado, el día de ayer fue largo —suspiró, demostrando el adjetivo con el cual se había caracterizado a sí mismo—. Perdóname por no llamarte.

Fue ahí dónde recordé con exactitud el motivo de su llamamiento. En la noche del día anterior estuve hablando con él para ver si podíamos realizar una llamada con respecto a lo sucedido en la tienda y el..., ya saben; sin embargo, al final no pudimos.

—No tienes que preocuparte, estabas muy ocupado con el caso. Por cierto, ¿encontraron al culpable? —quise saber ya que durante nuestra corta charla se le había visto un poco de inquietud.

Ya tenemos sus datos y ayer estuvimos a punto de atraparlo, pero el imbécil escapó y ahora no podemos localizarlo —escupió con un poco de enojo—. Probablemente esta semana no podamos avanzar nada sobre la investigación, pido disculpas.

still with you • j.jkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora