63. Dionne

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—¿Estás lista para lo que pasará mañana?

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—¿Estás lista para lo que pasará mañana?

No dejé de mirar el cielo oscuro luego de que se pronunciase esa oración, no estaba dispuesta a reconocer lo que indicaban. Esas palabras se sintieron como el sonido de una campana que indicaba un final... o un comienzo.

Ciertamente, dependía de lo que significase para cada una de las personas de aquí.

Había transcurrido una semana, y en esa semana sucedió tanto que me tomaría un largo rato recordarlas.

Para empezar, resultó peor de lo que esperábamos cuando Ren y yo volvimos a donde todos residían.

Fue el día más oscuro que había vivido.

Mataron a ciento cuarenta y tres personas, incluyendo al hijo mayor de Rut. Al terminar de contar a todos los residentes en la tarde, no hubo problemas más que un par de recursos de más para una familia, pero era justificable, puesto que hace poco una señora había dado a luz y necesitaban mucha comida. Lo horrible vino después.

Llegaron más de díez guardias entrada la noche, uno de ellos tenía un papel en la mano que no se tomó mucho tiempo para leerlo, suponía que requería terminar con esa situación lo antes posible. Nadie se imaginó que iba a decir que debían matar a un integrante de cada familia, debido a que estaban consumiendo más de lo que deberían. La sobrepoblación no estaba permitida, esa fue la única justificación que usaron.

Cada familia debía elegir a un voluntario, y si no lo hacían, ellos se encargarían de matar a todos los miembros, sin importar la edad.

Les otorgaron una hora para que pudieran decidir, ¿pero cómo podrías hacer esa clase de elección?

No podía imaginar lo doloroso que fue.

El nombre del hijo de Rut era Tahel, él fue el primero en ofrecerse como voluntario, seguido de Rut. Pero Tahel no le permitió intentar convencerlos de que debía ser ella, se fue mucho antes al otro lado del puente, donde iba a realizarse la ejecución. Ninguno pudo detenerlo, ni siquiera Abi, que no había dudado en seguirlo para hacerle recapacitar. No fue la única que siguió a un ser querido, hubo más de veinte que lo hicieron. Sin embargo, sí fue la única que no volvió.

No la mataron, se la llevaron hacia un establo; eso informaron a Rut cuando vio que no los acompañaba.

La mujer se rompió, se echó a llorar ahí mismo, estaba tan angustiada que terminó desmayándose, dolida por perder a sus hijos.

Ren fue a verla, mientras que yo me dirigí a donde podía dormir. No iba a perder el tiempo cuando desesperadamente debía tomar acciones cuanto antes.

Mávros tendría que ayudarme, y yo iba a hacer lo necesario para que aceptase. Pero no tuve que insistir una vez llegué al Nekróum, no hubo peleas, no hubo ninguna condición, ella dijo que sí antes de que incluso se lo propusiera. Dijo que sus hermanas pasaron por lo mismo, y aunque en este caso eran mortales, no deseaba lo mismo para ellos. Así que me pidió que me sentara y le contase lo que tenía en mente. Yo lo solté todo, sin olvidar absolutamente nada, y ella me ayudó a perfeccionarlo, logrando que me sintiera más segura, que me sintiera menos sola en esto. Sin embargo, hubo algo que dijo que me persiguió hasta el último minuto.

Huellas y SusurrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora