41. Dionne

176 28 11
                                        

—Pensé que iba a tomarte más tiempo dar el brazo a torcer —expresó Mávros apenas llegué al Nekróum, sentada en el mismo sofá de sombras de siempre

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—Pensé que iba a tomarte más tiempo dar el brazo a torcer —expresó Mávros apenas llegué al Nekróum, sentada en el mismo sofá de sombras de siempre.

Percibí un leve brillo de victoria en su mirada, tuve que reprimir un bufido por eso. Mávros había conseguido lo que quería, había logrado que cediera y por supuesto que iba a regodearse de aquello.

—No tenía opción.

—La tenías —rebatió—. Podrías haberlo dejado morir.

Mi ceño se frunció con molestia. Lo decía como si la muerte de Ren fuera una más de entre tantas.

—Eso, en absoluto era una opción.

—Por lo que sé, no conoces hace tanto a este muchacho, ¿Por qué sería importante salvarlo? —preguntó, y debió ver algo en mi expresión, algo que no ocultó mi mirada impasible, porque luego continuó, con curiosidad—: ¿O te ha llegado a importar tan rápido?

—No me importa —discrepé, las palabras dejaron un mal sabor en mi boca—. Eso no significa que vaya a permitir que muera.

—Tantas excusas, niña —tarareó divertida—. No debes fijarte en nadie más que en ti, tenlo presente.

—No he venido aquí para que me des consejos. —Me crucé de brazos, ignorando el malestar que me produjeron sus palabras—. Dijiste que querías algo de mí, explorar mi supuesto potencial.

—Me agrada que vayas directo al punto. No tenemos mucho tiempo.

—¿No tenemos mucho tiempo?

—Esta hubiera sido la última vez que nos viéramos, si no fuera porque mataste a esa arpía. Eso nos ha dado dos encuentros más, pero no es suficiente.

—¿Qué significa eso?

—Significa que necesitas un objeto, un objeto que te ayudara a acceder al Nekróum. Si conseguiste el libro rojo que te mencione te será más fácil encontrarlo.

Ladeé la cabeza, pensando y tratando de recordar a qué se refería. El libro rojo que mencionó en mi sueño anterior, el libro rojo que estaba en la biblioteca. Lo había olvidado por completo, me había enfocado en salvar a Ren, ese había sido mi objetivo toda la noche, y en ningún momento se me pasó por la cabeza que tenía que encontrar ese libro.

Y era demasiado tarde para ir a buscarlo, no íbamos a llegar al puerto si lo intentábamos, y seguramente habría más seguridad de la necesaria luego del desastre causado.

—No conseguí el libro.

—Entonces tendremos que aplicar otro método. —Mávros chasqueó la lengua—. Hasta que no piense en como podrías llegar a él, no podremos vernos.

—No entiendo. ¿Por qué el que haya matado a una arpía ha aportado a que tengamos más encuentros?

—Soy poderosa, pero no lo suficiente como para traer tantas veces a un vivo aquí. Traerte me debilita, y si me debilito habrá retrasos, y si eso sucede alguien podría saber que está pasando y notificárselo a Arsen.

Huellas y SusurrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora