1. Dionne

539 60 18
                                        

Las voces de los muertos me atormentaban por las noches

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Las voces de los muertos me atormentaban por las noches.

Plegarias de ayuda, de arrepentimientos y lamentos invadían mis pesadillas. Soñaba finales de vidas que no eran mías. Sus últimas respiraciones, sus últimos pensamientos y sus últimos deseos se repetían en mi cabeza por el resto del día.

Dolor, desesperanza y anhelo de vivir un segundo más era lo último que sentían. ¿Sentiré lo mismo cuándo esté a punto de morir? No me importaba averiguarlo pronto.

Esa noche, como todas las demás, trataba de no dormir, porque no podía soportar el terror que me producían esos sueños. Pero, finalmente, tuve que hacerlo, puesto que me encontraba demasiado agotada.

Al cerrar los ojos, ignoré el miedo que sentí debido a las sombras. Al principio no comprendía porque a las personas les gustaba dormir, se sumían en la negrura, sin tener idea si regresarían a la luz. Con el tiempo lo entendí, a veces dicha oscuridad era buena cuando les proporcionaba un lugar seguro al que poder ir para escapar del caos que vivían.

"No toda la oscuridad es mala, no toda la luz es buena" me repetía constantemente.

Antes de sumirme en un sueño profundo, esperaba ver otra muerte de otro desconocido. Deseaba que fuera una partida repentina o causada por una enfermedad, una en la que la persona no sufra, los gritos de dolor en el interior siempre eran más difícil de olvidar.

Sin embargo, sucedió lo contrario.

Esa vez se trató de mí.

Esa vez la vi a ella.

Estaba sentada en una banca color blanco, el respaldo tenía pintadas flores celeste como el cielo en un día despejado. Enredaderas rodeaban los extremos del mismo, el suelo estaba salpicado de pétalos de rosas, girasoles, lirios y una gran variedad que desconocía. Parecía un arcoíris con toda la combinación de distintos colores. Todo era hermoso, agradable y pintoresco. La paz y calidad reinaba aquí.

¿Dónde estaba? Como si me hubieran escuchado, una mano se posó encima de la mía, provocando un salto de mi parte. Intenté levantarme, pero la mano me sostenía con firmeza, ocasionando que finalmente mirara a la persona que tenía al lado.

—¿Mamá? —pregunté, atónita.

Ella me sonrió. Sus hermosos ojos verde azulados, dulces y chispeantes como siempre lo habían sido, me observaban con emoción. Una sonrisa se abrió paso en su rostro. Me encontré haciendo lo mismo, sonriendo genuinamente después de mucho tiempo.

—¿Esto es real? —murmuré, esperanzada.

Sus ojos se llenaron de lágrimas, obteniendo mi respuesta.

—Desearía que lo fuera, mi niña —respondió. Extrañaba tanto su voz.

Ella acarició mi cabello con delicadeza y me tomó en sus brazos. Dejé caer mi cabeza en su hombro, permitiendo que las lágrimas finalmente cayeran.

Huellas y SusurrosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora