La ventisca helada me dio escalofríos.
Una sensación de malestar se percibía en el aire, el ambiente era tan familiar... el ambiente era familiar a la muerte.
Abrí los ojos con dificultad, mis extremidades se sentían pesadas, agotadas.
Entré en pánico al vislumbrar mi entorno. ¿Dónde diablos estaba?
Parecía un escenario de una de las novelas de terror que leí en una ocasión; todo era absolutamente oscuro, exceptuando por la abundante niebla a mi alrededor, tan espesa que era lo único que podía ver.
Miré hacía abajo y al instante comprendí porque tenía frío, estaba descalza y solo usaba el camisón negro con el cual me había ido a dormir.
¿Entonces, estaba soñando? ¿Qué hacía allí? ¿Por qué era diferente a los demás sueños?
Como si escucharán mis pensamientos, los susurros comenzaron.—¿Qué?—murmuré confundida, no podía entender lo que formulaban—. ¿Qué estáis diciendo?
Pero me ignoraron. Siguieron repitiendo lo mismo y yo aún no captaba lo que emitían, ¿Podría tratarse de otro idioma? Finalmente, subieron el volumen y pude distinguir las palabras. Mi espalda se tensó y mi corazón latía tan fuerte que temía que saliera de mi pecho.
"No, no, no" quise gritar, pero el miedo me lo impidió.
—Él viene por ustedes —decían una y otra vez.
—¿Quién?—pregunté temblorosa, sin muchas ganas de saber la respuesta—. ¿Quién viene?
—Sabe que están aquí—respondieron.
Antes de que pudiera indagar más, algo se enroscó en mi tobillo.
No pude averiguar que era, de repente un intenso dolor de cabeza me atravesó, y lo último que escuché fueron gritos de horror que pronunciaban:
—Corre, corre, corre.
Desperté abruptamente, todo mi cuerpo temblaba incontrolablemente ante el recuerdo del sueño. ¿Qué fue eso?
Sintiendo como mi garganta me advertía, me apresuré hacia el baño y expulsé la cena de anoche hasta que mi estómago quedó vacío.
Gemí adolorida mientras me sobaba la barriga. Odiaba cuando sucedía eso.
Después de lavarme los diente, me levanté y me encaminé de vuelta a la cama, ignorando mis piernas temblorosas, apoyando gran parte de mi peso en la pared. Suspiré aliviada cuando pude recostarme y me permití bajar la guardia solo un momento al relajar mis hombros. La luz del sol entraba por la ventana, indicándome que el día ya había comenzado.
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Huellas y Susurros
Fantasy«El pasado siempre atormenta». Dionne y Némesis Ducreux guardan un profundo secreto. Ellas se vieron obligadas a vivir en el mundo de los mortales por quince años tras la muerte de su madre. Lo que nadie sabe es que ellas son las únicas dos hijas de...