29. El Koala

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—Uh, conozco esa cara. — Lee se recarga en mi hombro y aprovecha para robarme una papita del paquete —. Esa que dice: Aléjate de mi chico o te daré un cambio de imagen gratis. La pregunta aquí es: ¿Puedes sola o prefieres que yo haga el trabajo sucio?

Aparto la mirada de Zeke y de la chica rubia a la que está atendiendo para ponerla en Novalee y negarme a su propuesta enfáticamente. Yo no estaba mirando... o sea, sí estaba mirándolo a él, pero no porque estuviera atendiendo muy amablemente a esa linda chica que parece sacada de catálogo de venta de ropa interior, yo lo miraba a él porque... ¡Ajá! No quiero llegar tarde a la fiesta, porque por eso perdí la dignidad rogándole misericordia a mi mamá para que me levantara el castigo una noche, por la fiesta de bienvenida, no por venir a ver a Ezekiel en su ridículo uniforme de Oompa Loompa mientras hago fila para pagar.

—Tengo ojos, — los abro al máximo, — y miro, sin ningún motivo especial de por medio.

Giro sobre mi eje y me pierdo en otro pasillo de la tienda buscando más snacks que se ajusten a nuestro presupuesto para llevar a la fiesta. Pueblo que trabaja unido se mantiene unido, o algo así dijo Ashley para convencernos de ir a la fiesta, los estudiantes de último año lo sabemos bien y por eso todos ponemos nuestro granito de arena para hacer de nuestra última fiesta de bienvenida algo épico, quizás esta sea una de las pocas veces que nos unamos por algo, la última tal vez sea para la graduación, pero para eso aún falta mucho y cualquier cosa puede pasar en medio de eso, así que hay que vivir cada día como si fuera el último y aprovechar el momento. Eso último lo escuché en uno de esos programas matutinos latinos que ve mi abuela y me gustó.

—Mientes horrible. — Vuelve a alcanzarme y de paso me roba otra papita. — ¡Bienvenido al club, hermano mayor postizo de Bee!

Por la fiesta acepté la condición de traer a Wyatt conmigo. Por la fiesta y nada más, no porque me haya conmovido con la carita de cachorrito que me hizo.

— Es sólo tres meses mayor que yo. — Riño, pero ambos me ignoran—. ¿En dónde carajos está Ashley?

Se fue a cambiarse hace como media hora. Lee y Wyatt me olvidan por completo mientras se encargan de comprar las bebidas —porque el alcohol hoy es patrocinado por Bradley Ross, su hijo se ofreció a pagarlo, nadie lo obligó a hacerlo, que conste—, y continúan con lo que sea que fuera su tema de conversación de hace un rato. Ahora que lo pienso, es raro que esté aquí, digo, es sábado y también es su último año, seguro los intocables hacen planes, y si no, siempre pueden improvisar, Cameron es experto en eso, y no me refiero sólo a las fiestas que monta cuando sus papás no están.

Me detengo frente al estand de las golosinas y lo primero que tomo en una bolsa de malvaviscos. Ashley ama la goma de mascar, Becky el chocolate, Nia las gomitas y Lee odia el dulce, a mí me encantan los malvaviscos y no pienso discutirlo ni compartirlos con nadie.

—La casa invita hoy. — Sonrío al escucharlo y lentamente me doy vuelta—. Lleva lo que quieras, yo pago.

— ¿Lo que yo quiera? — Asiente, — ¿Lo que sea? — Hablo mientras voy acercándome a él, — ¿Incluso si lo que quiero es a ti sin ese feo uniforme en mi cama?

Se muerde el labio al sentirme pegada a su cuerpo, como si fuera un imán mis caderas atraen sus manos y sus pulgares rozan tímidamente la piel expuesta entre el límite de mis jeans y la blusa. Sin que se lo pida se agacha y captura mis labios fundiéndolos con los suyos. Cálido, húmedo, lento y torpe, tan él.

»— ¿Cómo te acabó de ir el otro día? — Tiro suavemente de su labio robándole un gemido bajito, — ¿Pensaste mucho en mí?

Entrecierra los ojos al entender de lo que le hablo. Ese verdad o reto tuvo que darle mucho material a su imaginación, a mí me pasó y tuve un sueño lo más de interesante. Siento sus dedos presionarse fuerte en mi cadera al tiempo en que vuelve a besarme, pero ahora con más intensidad para dejarme en claro que no fue una buena noche por estos lares y todo gracias a mí.

El club de las niñas mal: Bea Libro I 🩷 [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora