—Vamos, Pinky, di algo, por favor, tu silencio está volviéndome loco.
Estoy en shock. O sea, yo sé que tengo que darle una respuesta, decir algo, pero no puedo, mi cerebro simplemente ¡Boom!
No estaba pensando en nada, lo juro por Dios, no esperaba nada, al menos no positivo, mucho menos algo de ese tamaño. Tesla es la niña de sus ojos, su mayor tesoro, una de la principales razones de su existencia, que quiera compartir su paternidad conmigo es un alago y al tiempo una responsabilidad enorme, y no sé si estoy a la altura de semejante cargo. Entiendo perfecto lo que eso significa en primera instancia y es una muestra de lo comprometido que está conmigo, pero de fondo también significa algo que va a romperme el corazón.
—Claro que quiero, — salgo de mi trance, — obviamente quiero ser su mamá, pero hay que preguntarle a ella si me acepta porque lo dudo.
Me regala de nuevo esa sonrisa que tanto me gusta y sin más me besa la frente.
—Va a querer, te adora, estoy seguro.
Emocionadísimo toma mi cara entre sus manos y une sus labios con los míos, intento seguirle el ritmo al beso pero mi mente anda en otra cosa y él lo nota, por eso se detiene y se aleja.
—Esto significa que te irás ¿Cierto?
—Pinky...
— ¡No, no, no, no, está bien! — Me adelanto, — Estoy súper feliz por ti, claro que sí, amo la idea de que vayas a la universidad, que conozcas nuevas cosas, nuevas personas... ¡Está genial y por supuesto que Tesla puede quedarse conmigo! — Me observa preocupado—. Pero, cuéntame, cómo fue, a qué universidad irás, quiero saberlo todo.
—No iré a ninguna universidad.
Acabo de escuchar mal ¿Verdad?
Miro de un lado a otro confundida, siento que no estamos hablando el mismo idioma, que estamos en frecuencias totalmente distintas y no acabamos de ponernos de acuerdo.
— ¿Cómo?
—No iré. — Niega seguro—. Tú lo dijiste, cambiamos.
Me levanto y él también lo hace. Camino de un lado a otro buscando la forma de unir todas las piezas y darle sentido a la conversación, porque no lo tiene ¡O yo no la hallo! Dejo de dar vueltas y me planto frente a él pidiendo una explicación. Algo me dice que esto tiene que ver con su actitud de las últimas semanas, siento que hay mucho más que no me está contando.
»—No siento que sea lo mío.
¡Por Dios, que ganas tengo de golpearlo!
—Júrame que no estás haciendo esto por mí, que no estás echando tu futuro por la borda por quedarte aquí conmigo, — me cruzo de brazos, — porque te advierto que no voy a permitir que hagas una idiotez de esas.
—No es por ti, no del todo. — Me toma por los hombros para detenerme cuando ve que quiero marcharme—. Escúchame ¿Si?
—Habla rápido. — Ordeno.
Se toma un momento, se nota que está nervioso y que no tiene ni idea de por dónde empezar, y si para él es difícil, para mí no es más fácil tampoco. Justo por esto quería a Zeke lejos de mí, yo sabía que esto iba a suceder tarde o temprano, que se engancharía a mí y que luego no querría dejarme, que me volvería su prioridad y que dejaría todo lo demás pausado en un segundo plano. Quiero estar con él ¡Por supuesto que quiero! Pero no así, no a base de sacrificios y no convirtiéndome en una carga.
Quiero una vida normal, quiero el título universitario, el trabajo, la casa, la familia, el perro y el gato, lo quiero todo y más, pero no sé si alguna vez logre tenerlo y mientras tanto no quiero a Zeke atado a mí sólo porque me quiere, pero no es feliz porque nunca cumplió sus sueños por andar buscando los míos.
ESTÁS LEYENDO
El club de las niñas mal: Bea Libro I 🩷 [TERMINADA]
Teen FictionBeatrice Ramírez es sinónimo de caos. Problemática, impulsiva, rebelde e ingobernable. Son muchas las opiniones sobre Bea, pero todas coinciden en algo: Bea es una niña mal.