65. Debilidad

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El lengüetazo de Orión es la razón principal para abrir los ojos, la siguiente es el repentino golpe de frío y lo vacía que se siente la cama. Bostezo de forma ruidosa y me estiro de tal forma que todo el esqueleto me truena; tomo a Orión por el collar para mantenerlo alejado de mi cara y así poder alcanzar la lámpara sobre la mesita de noche.

Me toma un par de segundos adaptarme a la luz, cuando lo hago me doy cuenta que el reloj apenas está marcando las 4 am; lo que es rarísimo porque normalmente a esta hora apenas y debería estarme durmiendo y porque dormí más de tres horas de corrido, eso hace mucho no pasaba. Siento el colchón sacudirse al perder peso y eso me hace voltear para justo ver a Zeke levantándose a buscar el suéter. Ok, sé que tengo mucho que explicar, pero lo primero que quiero aclarar es que aquí no ha pasado nada, él durmió en su lado de la cama y yo en el mío, y que no tuve corazón para dejarlo dormir en el sofá de la sala, no pude dejarlo ir y lo invité a quedarse conmigo.

Lo sé, ni yo me entiendo la mayor parte del tiempo.

— ¿A dónde vas? — La voz me sale rasposa, — es temprano y hace frío, nadie va a regañarnos por dormir un poco más.

Da vueltas por la habitación buscando los zapatos, tuvimos que esconderlos para que Orión no los mordiera. Las botas y el suéter fue lo único que se quitó para meterse a la cama conmigo, ni siquiera tuve que pedírselo, él solo lo hizo y se acomodó en el extremo más lejano del colchón asegurándose de no tocarme un sólo cabello, no se movió en toda la noche y no hizo el más mínimo intento por invadir mi espacio personal.

—Dejó de nevar hace un rato, ya es seguro estar afuera. — Frunzo el ceño, está loco si piensa salir con este clima—. Si me voy ya, estaré en Dickinson a eso de las seis y media, justo para llevar a Audrey al aeropuerto y que no tenga que irse en taxi.

— ¿Y no puedes esperar a que por lo menos salga el sol?

Voltea a verme cuando encuentra las botas en lo más alto del armario. Por un momento parece considerar el volver a la cama junto a Orión y a mí, pero acaba yendo hacia el sillón junto a la ventana al otro lado del cuarto.

— ¿Acaso no era esto lo que querías anoche?

Me remuevo incomoda entre mi mar de cobijas y almohadas, hago todo a un lado y salgo de la cama, de inmediato me arrepiento de hacerlo porque el frío está horrible. Ya sé que hay que ahorrar y cuidar el medio ambiente, pero un par de puntos arriba en la calefacción no vendrían nada mal.

—Pues sí, pero... está oscuro ahí afuera, Zeke, es peligroso conducir así, además lo de Audrey es una excusa, sabes perfecto que los Graham siempre la llevan junto a Holly al aeropuerto.

—Entonces solamente quiero irme y ya.

Se agacha a amarrarse los cordones de las botas y deja de verme por completo, creo que hasta de forma deliberada decide tomarse más tiempo del habitual haciéndolo.

—Puedes irte en un par de horas cuando por lo menos haya amanecido y sea segura la carretera ¿No crees?

—No puedo esperar.

Pasa por mi lado y sale de la habitación, algo se activa en mí y lo sigo también. La casa entera está en silencio, al final del pasillo se escuchan ronquidos, pero no logro saber si provienen del cuarto de Wyatt o del de Jude.

— ¿No puedes o no quieres? — Lo sigo escaleras abajo, — Ezekiel, te estoy hablando.

Bueno, pues para que mi plan sea alejarme y seguir mi camino, me está afectando mucho su indiferencia y le estoy dando demasiada importancia a lo que él haga con su vida. Vamos mal, Beatrice, muy mal.

El club de las niñas mal: Bea Libro I 🩷 [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora