ZEKE
— ¿Problemas en el paraíso?
Tan pronto cruzo la puerta la voz de Ashley llega desde algún rincón de la casa, avanzo un poco más y la encuentro en la cocina, sigue cada movimiento mío mientras voy al refrigerador a tomar agua. La miro de reojo y me extraña no verla con el pijama puesto ni con una de sus mascarillas, pero me extraña más verla con la blusa al revés, ver esa etiqueta en su ropa me hace observarla a detalle: lleva el cabello todo revuelto, el labial corrido, las mejillas rojas y está visiblemente agitada.
No de nuevo con el idiota de Ashton Graham, por favor, no estoy de humor para lidiar con el pésimo gusto de mi hermana por el sexo masculino en este momento, menos con los del tipo que cada vez que abren la boca dicen alguna estupidez o se alaban a sí mismos. Si Audrey tiene un don para fijarse en idiotas y dejar a los que valen la pena, Ashley no va muy lejos de ahí y le está pisando los talones.
—Buenas noches.
— ¿No vas a contarme cómo te fue? — Me sigue hacia las escaleras, — Zeke.
Me detengo en la mitad de las escaleras y giro en redondo a verla de pie en el inicio. De frente puedo notar más señales de lo que estuvo haciendo mientras tuvo la casa sola para ella, me pregunto en dónde habrá escondido al tonto que se dejó seducir por sus encantos esta vez, porque es obvio que llegué en muy mal momento e interrumpí lo que estaban haciendo.
— ¿De verdad te interesa saberlo? —Cuestiono.
—No, — responde mirándose las uñas, —pero quiero decir «Te lo dije», porque, literalmente te lo dije.
Ha sido un día largo, una montaña rusa de emociones y lo único que quiero es llegar a mi habitación, acostarme a dormir y despertar mañana sintiéndome menos miserable, pero a mis planes siempre se les cruza Ashley.
—Se fue. — Resumo todo en esa corta frase, — ¿Ya puedo irme a dormir?
Esa sonrisa de superioridad en su cara sólo me hace sentir peor, no porque me avergüence o sienta mi ego herido porque Pinky se haya ido sin avisar luego haber estado juntos y haber hecho el amor, es porque cuando al fin estamos avanzando siempre debe atravesarse algo para separarnos y esta vez fue mi culpa por presionarla, por soltarle todo así de golpe, por ponerla entre la espada y la pared con mis decisiones. La sonrisa de Ashley sólo me hace pensar en todo lo que tenemos en contra ella y yo para estar juntos, porque a veces todo eso parece más grande y fuerte que lo que sentimos.
—Te advertí que eso pasaría, que jugar al héroe de la patria la espantaría. — Continúo subiendo las escaleras y mi melliza me sigue—. No sé por qué sigues insistiendo ahí, se nota que ella no está segura ni lista para comprometerse contigo, y mientras tanto sigue lastimándote una y otra vez, pero tú ni enterado. ¿Cuándo vas a entender que Bee no es para ti? Ya déjala ir y deja de hacerte el interesante para que te elija, renuncia a esa locura de irte al ejército.
—Es la Marina y lo hago por mí, no por ella. — Me regreso a verla antes de entrar al cuarto—. ¿Alguna vez te has enamorado, Ashley? — La pregunta la toma desprevenida, — pero enamorado de verdad, de la persona, no de su físico o su popularidad.
—El tema aquí no soy yo sino tú. — Evade la pregunta—. Pero anda, dime, qué es estar enamorado, señor gurú del amor.
—Estar enamorado es... — me tomo un momento para pensar las palabras correctas, — es sentir que el corazón se te va a escapar cuando ves a esa persona especial, que todo se detiene cuando estas con ella, que eres invencible, que puedes hacer cualquier cosa cuando están juntos, es apoyarse incondicionalmente, es sentirte seguro y en paz a su lado, que cada vez que te mire te sientas el ser más afortunado y valioso del mundo. Es mutuo.
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El club de las niñas mal: Bea Libro I 🩷 [TERMINADA]
Teen FictionBeatrice Ramírez es sinónimo de caos. Problemática, impulsiva, rebelde e ingobernable. Son muchas las opiniones sobre Bea, pero todas coinciden en algo: Bea es una niña mal.