82. Más Fuerte

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El gran día ha llegado y es peor de caótico de lo previsto. El día inició a eso de las cinco de la mañana en el hogar de los Ross, aunque hay que aclarar que Brad y Wyatt fueron expulsados de su casa y enviados a un hotel desde ayer, somos sólo mi mamá, dos de sus mejores amigas, mi abuela, una prima lejana que hasta hoy conocí, el fotógrafo que ha seguido todo el proceso, y por supuesto, yo, porque si no me quedaba a quién iban convertir en la chica de los mandados ¿Ah?

El día más estresante de mi vida hasta ahora. Me paso toda la mañana corriendo de un lado a otro ultimando detalles y al tiempo intentando prepararme. Gracias al cielo y a todos los dioses del Olimpo la meta se alcanza y no nos salimos del límite de tiempo que nos dieron los padres de Allen que fueron quienes ayudaron a mi progenitora a organizar la boda; me pregunto en mi profunda ignorancia ¿Habrá algo que no hagan bien los papás de Allen? Allencito y sus hermanos son unos bendecidos de la vida.

— ¿No falta nada? — Pregunto por tercera vez, estoy más nerviosa y alterada yo que la misma novia, — que no lleguemos allá y me toque regresarme. — Hago un repaso rápido de todo, crucemos los dedos para que el zopenco de Wyatt sea diligente y cumpla con su parte de la A a la Z, porque si no juro que voy a desvivirlo con mis propias manos—. Ok, todo en orden ¡TITA, MUEVETE QUE SOLO FALTAN LAS FOTOS CONTIGO!

—Betty, — me regreso a ver a Ángela, quien inhala y exhala pidiéndome que respire. No voy a respirar hasta que la vea casada y montada en un avión rumbo a su luna de miel ¿Estamos? Estamos.

Maldigo en voz alta al escuchar el timbre que interrumpe la sesión fotográfica. Si este matrimonio no se celebra rápido voy a perder los nervios y la cordura. Dejo de supervisar por unos segundos las fotos y voy a abrir, porque de toda la gente aquí presente, la esclava es Beatrice. Me levanto la falda del vestido para poder andar sin enredarme; yo quería otro tipo de vestido, pero la señora madre se negó y como me dejó elegir el color, debía aguantarme que sí o sí llevaría un vestido largo, así acabé con un sencillo, pero bonito vestido color palo de rosa.

— ¡Ya voy! — Fan de los tacones no soy, me gusta la comodidad. Tuve que hacer un curso intensivo con Joyce las últimas semanas para dominar estos zapatos—. Ya... — Me quedo de una sola pieza al ver a la persona que estaba tocando, — Zeke, — digo asombrada, — ¿Qué haces aquí, no quedamos de vernos en la iglesia?

Le pedí ser mi "cita oficial" para la boda como era la voluntad de mi santa—pero mandona,— madre, y pues también quería que me acompañara, no voy a negarlo, pero como no soy muy dada a los protocolos y las tradiciones de este tipo no van conmigo, le pedí encontrarnos allá. Y sé que ahora es oficialmente mi novio y que ya tenemos «permiso» de salir, lo que palabras más o palabras menos, significa que ya no debemos hacer nada a escondidas ni hacer nada de lo que en el pasado hicimos, ahora estamos haciendo las cosas bien, como se deben hacer desde el principio en toda relación, dándonos el lugar que nos merecemos en la vida del otro, pero eso no quita que hay cositas en las que sigo trabajando con la ayuda de mi psiquiatra, eso incluye el abrirme más para permitirle entrar a las personas y conocerme a fondo con todos mis ángeles y demonios. Y confiar, porque ese punto aún me cuesta bastante.

—Hola, Pinky. — Su mirada me escanea de pies a cabeza más de una vez, jamás voy a acostumbrarme a que me vea de esa forma tan suya, como si yo fuera la máxima creación del universo—. Te ves... — Me repasa una vez más, — bonita... linda... guapa. Te ves guau.

Él jamás dejará de ser una ternurita, que se sonroje aún en estas instancias, en las que hemos vivido de todo, me parece muy lindo, es como si siguiera siendo el mismo chico flacucho y tímido que me espiaba o que salía huyendo cuando me le insinuaba para molestarlo.

El club de las niñas mal: Bea Libro I 🩷 [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora